Puse mis manos en la cabecera de la cama, quería agarrar algo duro para sobrellevar toda esta excitación que Jack estaba provocándome y que no podía liberar aún, me estaba torturando con todos el gusto del mundo.
— Su pudieras mirar como tu cuerpo reacciona a mis caricias te verías sorprendida, es como si ya me conocieras preciosa, como si yo fuera tu único dueño — si algo jamás deben de hacer es hablarle así a una mujer en el sexo por qué a todo diremos que sí.
— Se mi dueño ahora papi — ya no aguantaba, lo quería ya.
— Primero probaré este dulce manjar pequeña — sentí como me empujó más arriba de la cama hasta que su aliento se sentía por completo cerca de mi feminidad, su lengua comenzó a jugar con mi monte con calma, este hombre era paciente y yo estaba llena de tormenta capaz d