CAPÍTULO 71. SILENCIO

Toronto, Canadá.

Días después.

Antonella abrió los ojos sintiendo mucha pesadez. Parpadeó un par de veces sintiendo que necesitaba dormir aún más.

— No te duermas —escuchó que le decían.

— ¿Iker? —preguntó y volvió a abrir los ojos, buscándolo.

—Soy el médico que la atendió —explicó.

Antonella observó su bata blanca, elevó su mirada y observó su rostro.

— ¿En dónde estoy? —preguntó, con gran esfuerzo intentó quitarse la mascarilla.

—Estás en el hospital —explicó el médico.

Cerró sus ojos y comenzó a escuchar con claridad los monitores que había dentro, entonces varios flashes llegaron a su mente.

— ¿En dónde está Iker? —indagó y su frecuencia cardiaca comenzó a acelerarse.

Silencio.

—Descansa, tienes que recuperarte —mencionó bajito.

— Necesito saber de él, ¡por favor! —suplicó y sujetó la mano del médico lo más fuerte que su debilitado cuerpo podía.

—No tengo información sobre la persona que se refiere. —Movió con su cabeza y autorizó a que la enfermera le colocara un sedante en la s
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