La abrazo y suspiro pensando en la pregunta que hizo, beso su frente.
— Te amo... — susurro para después cerrar mis ojos y sentir su cálido cuerpo.
Han pasado dos días desde que llegamos al pueblo, Agatha han insistido en que la deje tomar fotos pero me he negado al punto de enojarme e ignorarla por completo pero insiste. Nos sentimos delante de un pequeño café que tiene el pueblo.
— No, esta prohibido, este lugar no lo conoce nadie más que yo y ahora tú — nos dejan el café y una malteada.
— ¿Y tu abuelo que? — pregunta tomando su malteada haciendo un puchero.
— Esta muerto, al igual que toda mi familia, solo el mayordomo sabe donde está el pueblo ya que ha trabajado por años a esta familia — tomo de mi café cruzándome de piernas mirando a las personas pasar por las calles del pueblo.
El pequeño pueblo abarcaba eso de 150 personas, la mayoría se han ido a la ciudad o fuera del p