—¡Victoria, quédate en la habitación con las niñas; por nada del mundo salgan hasta que yo te llame, por favor! .__Nadie sabía qué sucedía afuera; solo eran disparos y gritos, al parecer de los transeúntes.
Victoria corrió a cerrar la puerta y resguardarse; la casa era segura, pero era mejor hacer caso a las palabras de Andrés y esperar a ver qué pasaba.
Lo triste para ella era que se había acostado con hambre, ya que sus sándwiches fueron a parar al piso nuevamente. Deseaba estar en los brazos de Andrés y disfrutar de su pasión salvaje, pero nada de eso sucedió; le tocaba acostarse llena de miedo por los disparos fuera de la casa y sin cumplir los deseos de aquella noche.
Los agentes que custodiaban la casa de los del Castillo dieron de baja a tres hombres que intentaron ingresar a la vivienda, y estos, a su vez, hirieron a dos agentes de policía que hacían su ronda.
Andrés se reunió con los investigadores para aclarar quién estaba detrás de este atentado a la familia y a quién iba d