Capitulo 6 baila para mi.

Narra Elentari.

Estoy esperando a la persona que me va a entrevistar, solo espero que no sea un maldito enfermo sexual de esos que hacen pregunta extraña aprovechándose de su poder como jefe. Es que hasta me lo imagino debe ser un viejo barrigón usando una camisa con dos tallas menos la cual le queda apretada y no dudo que esté manchada con Whisky y con varios botones pidiendo auxilio, con un habano entres sus dientes amarillentos y con una calvicie horrible.

¡Uffff hasta se me erizó la piel de solo pensarlo!

Pensando en eso a la oficina entro un hombre bastante alto con aire de superioridad, el cual no se molestó en mirarme y se le ve que es bien arrogante.

—no tengo toda la maldita noche para estar aquí, así que dile que pase o si no que se largue — le gritó el tipo arrogante a uno de sus empleados el cual me miró nervioso.

—señorita puede usted pasar me dijo este con mucha educación— aunque no sé si la educación se debía a que el hombre que estaba dentro de aquella oficina le aterrorizaba mucho.

Me pare de aquel sillón con deseo de arreglarme la apretada braga, me atrevo a jurar por todos los dioses que mi trasero tiene ronchas porque este me arde como un demonio y es que está lencería en vez de hacerme sentir sensual como me dijo Elena más bien me hacía sentir incómoda tú sabe lo fuerte que es que te quieras rascar el trasero con desesperación.

Apretando los glúteos seguí hasta estar adentro de esa oficina donde pude ver qué mis expectativas de un jefe barrigón se habían ido por el caño, a quien tengo de frente es a un Maldito Dios griego prepotente y altanero, pero hay que reconocer que es atractivo con un buen tamaño y con esos pectorales tan fuerte que resalta en su apretada camisa.

Hay y esos ojos grises sumamente en cantador, pero aterrador a la vez es como si te mirara el alma y más allá ese brillo en su mirada hipnotiza a tal punto que desearía entregarle todo.

Pero claro ese no es mi caso yo nunca le entregaría mi virginidad a un tipo tan arrogante y altanero como ese que se cree el dueño del mundo solo porque sabe que está superhermoso con esos labios tan rosados que provocan morderlos.

Puedo percibir que él no es humano, su aura es muy oscura y peligrosa.

—pequeñaja seguirás mirándome o vendrá a responder todas las putas preguntas que tengo para hacerte— me preguntó mientras se daba un trago de whisky el cual es bastante caro.

¡Y yo más que nadie sé lo caro que es!

Se preguntarán cómo lo sé pues en unos de mis últimos trabajos dejé caer una botella de ese Whisky y resulta que mi compañera me dijo que mejor abandonara aquel lugar antes de que los jefes supieran que fui yo quien había dejado caer ese Dalmore porque la vida no me alcanzaría para pagarlo con el sueldo que tenía en ese entonces.

Dejando de lado ese mal y caro recuerdo caminé hasta estar parada delante de ese escritorio y jalé una silla para sentarme la cual rechinó en el piso, sonido que molestó a mi entrevistador porque vi como arrugó su rostro.

No tenía la necesidad de hacer ese ruido tan desagradable solo era que los nervios me estaban traicionando.

Respiré profundo y me senté a su lado sintiendo cómo este empezó a detallarme con la mirada haciéndome sentir bastante incómoda.

—ya fue suficiente, deténgase su mirada me incomoda — le grité sin contenerme y es que soy de esos tipos de personas que los nervios la hacen decir lo que piensan sin limitarse.

Este empezó a reír a carcajadas dejando ver sus dientes blancos con esos hoyuelos hermosos.

—¿dime algo tú has sido puta alguna vez en tu vida? — me preguntó dejando de reírse para mirarme seriamente.

—pues verá yo no vine a prostituirme, solo quiero bailar— le aclaré mientras hacía gesto con las manos tratando de explicarle de todas las maneras que no estoy dispuesta a follar con nadie.

— ja! Una bailarina— solo dijo eso sin más.

—si una bailarina— le respondí firme.

—tú — me señaló el cuerpo con el dedo— tienes la vocación o el valor suficiente para tocarte sin descaro delante de varios hombres— me preguntó mientras se agarraba la barbilla con esa barba negra bien tratada la cual le daba un aspecto hermoso a su rostro blanco.

Al escuchar su pregunta por un momento dudé, pero a mi mente llegaron las palabras de mi amiga Elena.

"Responde a todo que sí".

—si eso creo— le dije muy dudosa, pero había seguido las indicaciones de mi amiga la que se supone que es la experta en esto.

— empieza a bailar para mí, quiero que me provoques la necesidad de tomarte arriba de este mismo escritorio— me exigió dándole pequeños golpes con su dedo índice al escritorio.

— pero no sería mejor en el escenario— le dije sintiéndome acosada por su mirada.

— pues ahí está la puerta se puede marchar —me dijo con un tono frío y cortante mientras señalaba la salida —y no me hagas perder más mi tiempo — m****a Elena me va a fusilar cuando sepa que la he cagado.

Él se puso de pies con la intención de marcharse y yo suspiré nerviosa dándome valor a mí misma para bailarle así que me paré de esa silla como si de un resorte se tratara.

— por favor ponga algo de música— le pedí dejando mi cartera sobre el asiento.

Mordí fuertemente mi labio inferior mientras me iba bajando el cierre del pequeño vestido que tenía puesto.

Esa lencería que Elena me había buscado me hacía sentir completamente desnuda y era verdaderamente incómodo porque nunca me había desnudado para ningún hombre.

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