Miguel le echó un ligero vistazo a Sofía Martínez, que estaba en el coche, y se dirigió a ella. Ahora Sofía sufría de una fobia. Una vez que Miguel se acercaba a ella, no podía evitar temblar, como si cada poro de su piel estuviera gritando de temor.
—Señor Rodríguez, ¿qué desea hacer? —preguntó muy