—Si el señor Rodríguez te ha pegado, seguro que te lo merecías —le insultó Alejo.
—Ay… —gritó Rosendo agarrándose el estómago. Entonces, miró al gerente sin entender nada—. Gerente Ríos, somos viejos amigos, ¿por qué se pone del lado de ese niñato?
Incluso los guardias de seguridad que estaban prese