Al ver a Miguel, Sandra inclinó la cabeza con una cara sonrojada.
Pedro emitió unas carcajadas al observar los signos de enamoramiento de su nieta.
—Señor Rodríguez, ha venido muy temprano. Si no le importa, podemos entrar juntos.
—Está bien… Acabo de terminar el trabajo.
—Usted está muy ocupado. H