—Jajajá, es muy normal que los jóvenes hagan amigos a través de las artes marciales —dijo Íñigo riéndose.
Mía no se creía en absoluto esa mierda del combate amistoso, pero Miguel y Lucía estaban bien, así que prefirió no buscar problemas. Giró la cabeza y dijo:
—Bueno, nosotros nos vamos ya. Gracias