Miguel llegó a la mansión de los Álvarez en coche.
En este momento, además de Mía y Alejandro, había dos personas más.
Una mujer hermosa estaba sentada al lado de Mía, y un hombre, corpulento y fornido, estaba detrás de ella.
Estaba en traje, parecía que era su guardaespaldas.
Al ver a Miguel, Aleja