Capítulo 0005

―La matamos. ―Los críos volvieron a convertirse en humanos.

―Ha sido tu culpa. ―Lo empujó. ―Te dije que era mala idea. ―Ambos miraron a la mujer desmayada en el piso. ―Ha sido el impacto, ¿Acaso no sabe lo que somos?

―No lo sé. ―Se desesperó. ―Debemos ir a decirle a alguien, no podemos dejarla aquí. ―El chico detuvo a su amigo.

―¿Estás loco? Nos castigarían por el resto de nuestras vidas. ―Descompuso el gesto. ―No es que a los demás les importe esta débil humana, pero al alfa sí le importa. ―El crío no supo qué hacer.

―Es mejor que despierte y vuelva. Le hemos hecho un favor al alfa, ¿No? Ella huiría de no ser por nosotros. ―Ambos chocaron la mano y riendo se alejaron sin voltear a ver a la humana que nadie quiere en la urbanización.

―Eh… eh… eh… ―Una mujer de cabellos negros y ojos grises miró a los críos con una ceja enarcada. ―¿Por qué van corriendo por ahí como si estuvieran huyendo de algo? ¿Qué hicieron esta vez? ―Los críos cruzaron miradas y se dejaron en claro que no podían decir nada.

―Solo queríamos llegar a la hora acordada. ―Dijo uno. ―Mamá me va a castigar si no llego en cinco minutos.

―La mía igual. ―Greta sonrió y los dejó ir, pero mirando a la dirección de donde venían, decidió echar un vistazo, transformarse le hará bien.

Al internarse al bosque, sintió ese olor que le pertenecía a una sola persona, la patética humana que el alfa había traído. Con curiosidad se acercó con sumo cuidado para no ponerla sobre aviso de su presencia.

Karman miró alterada a todos lados, ella los vio, esos perros eran enormes y jamás había visto una raza de perros como esas, parecían auténticos lobos gigantes. Al escuchar unas pisadas, giró con brusquedad y al ver al enorme lobo frente a ella, desmayó nuevamente.

{Realmente eres patética, ¿Cómo pudo el alfa traerte aquí, humana?} La mujer tomó su forma humana, sabia exactamente lo que debía hacer para deshacerse de ella, después de todo nadie la extrañaría porque nadie desea tenerla cerca.

Trevor miró a la chica despertar y no aguantó ni un solo segundo y la atacó con preguntas, Maribella quien era la que estaba con Karman, lo miró un poco desorientada, ni siquiera recordaba lo que había pasado.

―Dale espacio. ―El hombre que siempre lo ha aconsejado desde que subió al trono, lo tranquilizó. ―Denle agua. ―Ordenó a otra de las sirvientas. ―Eso es, despacio. ―Maribella dejó el vaso a un lado y miró a su alfa.

―Estábamos caminando. ―Inició a decir. ―De pronto solo sentí un contundente golpe en la mejilla. ―Se acarició la mandíbula. ―Esa chica golpea realmente duro. ―Trevor cerró los ojos con fuerza.

―No tienes un lobo, es normal para ti desmayar después de un golpe como ese. ―Maldij0, ¿Por qué esa humana tenía que ser tan problemática? ―Quiero que reúnas a una docena de mis hombres, que vengan aquí cuanto antes. ―Ordenó a su hombre de confianza. ―Ve a descansar. ―Maribella le agradeció con la mirada. Al contrario de lo que todos piensan, el alfa es bueno y considerado.

―Para haber sido una decisión apresurada, fue buena elección. ―El hombre sonrió. ―Has elegido muy bien, muchacho, la humana es realmente fuerte y nada la intimida. ―Lo miró a los ojos.

―Es mejor que no digas lo que estás pensando. ―Lo calló antes de que abriera la boca. ―Jamás amaré a otra mujer, Mara se llevó mi corazón con ella y nunca, escúchame bien, nunca volveré a amar.

―¿Y qué sucede si tu luna aparece? ―Trevor rio.

―Tengo más de ochocientos años, ¿Crees tú que la Diosa tiene a una destinada para mí? ―Bufó con burla. ―Es mejor que te saques la idea, lo único que necesito para seguir siendo el rey es un heredero y ya lo voy a tener. ―El hombre alzó las cejas. ―Ella no estará lejos, lo sé. ―Salió del lugar, debe encontrarla antes de que se haga daño para perder al bebé, si eso pasa enloquecería.

Greta se aseguró de que nadie la estuviera viendo y se marchó, ahora la humana es asunto de los lobos rivales, si el alfa creía que esa humana podría tener un lugar entre ellos está errado. Él necesita una pareja que tenga una loba, no una débil y delicada humana.

Karman se saboreó, siente la boca seca, ¿Qué había pasado? Al recordar lo que vio dos veces, espabiló y miró a su alrededor, ¿Dónde estaba? Se preguntó al verse en medio de una habitación, pero no es la misma en la que ha vivido por todo un mes.

―¿Hola? ―Llamó al verse sola. ―¿Hay alguien? ―Caminó a la puerta negra, pero estaba cerrada. ―Dios, ¿Se habrá molestado? ―Se preguntó en esa posibilidad, ¿Cómo pudo bajar la guardia?

―Debemos matarla, también al bebé. ―Karman quedó inmóvil al escuchar eso. ―Si ese niño nace, los Di Marco continuarán en el poder y ya estoy harto de esto. ―Sentenció el hombre. ―¿Creen que vivir en una urbanización infestada de lobos es ser libres? ¡Los humanos son más débiles que nosotros! ¡Deberíamos someterlos y ya está! No ocultarnos y convivir como unos estúpid0s. ―Karman corrió a la silla en cuanto la puerta se abrió.

―Ya despertó. ―Informó el hombre que había entrado. ―Hay que hacer lo que sea de una buena vez.

―Bien, terminemos con esto. ―Karman los miró a cada uno, ¿Cómo es que se mete en esos problemas?

―El primero que se acerque a mí les patearé las bolas. ―Amenazó poniéndose en pie. ―No bromeo. ―Los hombres sonrieron.

―Ahora lo entiendo todo, es humana, pero tiene agallas. ―Karman frunció el ceño, ¿Acaso no son ellos humanos?

―Bueno, extraterrestres, deberían venir en son de paz y no estar hablando de matarme y a mi bebé… ―Al decir eso en voz alta la hizo sentir extraña, ella no quería a ese bebé ¿Y ahora se preocupa?

―Escucha, sabemos que Di Marco te llevó a la fuerza. ―El jefe decidió ser inteligente. ―Nosotros podremos ayudarte. ―La miró a los ojos. ―Podemos sacarte a ese bebé y dejarte libre de ese hombro, solo debes tomarte unas píldoras y ya está. Sales en los noticieros ¿Sabes? No se te ha visto por un tiempo y las personas empiezan a especular. Tómate las píldoras y termina con esto.

―¿Están locos? ―Se escandalizó, que lo digan ellos le parece una abominación. ―Jamás mataría a este bebé, ¿Qué les hace pensar eso? ―No le importó lo hipócrita que se sintiera, por alguna razón en pensar perder al bebé la destruye, después de todo ella puede dar vida, aunque no sea suyo.

―Esto no funcionará. ―Gruñó uno de los hombres. ―Estamos expuestos, deberíamos obligarla y largarnos de aquí antes que Di Marco aparezca.

―Tienes razón. ―El líder inició a acercarse. ―Quisimos hacerlo por las buenas, pero no nos has dado opción. ―Un hombre apareció de la nada y la sostuvo por la espalda así evitando que usara sus manos.

―¡No te acerques! ―Gritó después de patear con fuerza al hombre frente a ella. ―No… no… por favor. ―Rogó al ver que ni siquiera le hizo daño. ―No me hagan esto, se los suplico, ¡No! ―Trató de quitar la cara, pero el hombre ya tenía los dedos hundidos en sus mejillas así manteniéndole la boca abierta.

―Traga. ―Colocó la mano sobre su rostro de manera que no pudiera respirar. ―¡Traga de una buena vez! ―Karman se resistió, ella aguantó la respiración lo más que pudo, pero ya iniciaba a sofocarse y la necesidad de tragar se le hizo imposible.

Trevor pateó la puerta, la sangre sobre su ropa advirtió que no había tenido piedad con los hombres que intentaron evitarle el paso. Los tres hombres dentro de la habitación enfrentaron a Trevor, ¿Cómo había llegado tan rápido?

―Quítale tus asquerosas manos de encima. ―Su cuerpo inició a calentarse anunciando su transformación.

―De todos modos, ya desmayó. ―El hombre la soltó. ―Has llegado tarde, ella ya se tragó las píldoras y nuestro alfa ha ganado. ―Trevor perdió el control en un segundo y sin medirse acabó con los tres hombres él solo.

―Karman. ―Se acercó a ella realmente preocupado, todavía siente a su cachorro, pero ¿Hasta cuándo será eso posible?

―Aaahhh. ―Karman escupió las píldoras antes de respirar. ―No puedo tragar, se deshicieron en mi boca. ―Inició a escupir desesperada. ―Querían que perdiera al bebé, ellos… ―Lo miró a los ojos aterrada por lo que sucedería.

―¿No te tragaste ninguna? ―Trevor la miró impresionado.

―No, desmayé antes de poder hacerlo, pero en serio debes llevarme a un hospital, siento que si trago el bebé sufrirá. ―Lo recorrió con la mirada. ―Si querías motivarme, no necesitabas estar desnudo y cubierto de sangre. ―Tras sonreír desmayó nuevamente, era primera vez que veía tanta sangre y estar acompañado de tres cadáveres fue mucho para ella.

―Eres más fuerte de lo que demostraste ser. ―La tomó en brazos. ―Llama al hospital, iré para allá. ―Con un enorme alivio salió del almacén con una sensación de calidez en su pecho. Esa mujer a pesar de desear no tener a su hijo en el vientre luchó para mantenerlo ahí.
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