—¡Señorita Gibrand! ¡Muy buenos días! —exclamó William ojeroso. Parecía que no había dormido en toda la noche.
—Hola, Will —respondió Carina desconcertada.
—Te voy a pedir de la manera más atenta que por las noches no hagas tanto ruido. Por si no lo notaste somos vecinos y… —Will parecía incómodo