El gerente del centro comercial pensó: ‘¿Por qué les insistí tanto a estas mujeres para que aceptaran el premio que quería rechazar?’.
Al instante sintió que se dirigía hacia su muerte.
El gerente se lamió los labios secos y dijo: “Eh… 50 millones de dólares no es una cantidad pequeña, así que tendré que preguntarle a la gerencia…”.
Dijo él con un sentimiento de culpa.
Su voz se volvió ronca.
Nicole parpadeó. “¿Acaso no eres el director general? ¿No puedes tomar esta decisión? Si no, puedo llamar a tu jefe y pedírselo…”.
Sacó su teléfono mientras decía esto.
“¡Espere! Por supuesto, yo puedo tomar la decisión. Señorita, por favor, deje su número de cuenta bancaria y su nombre. Le prometo que recibirá estos 50 millones de dólares más tarde”.
El director le prometió mientras apretaba los dientes.
Si este asunto llegaba a oídos de Eric, el director perdería su trabajo por haber violado el sorteo y querer incumplir la promesa.
Nicole sonrió sin cambiar su expresión. Guardó su telé