Cap. 34 Oscura verdad
Era momento de confesarse y Elisa se sirvió un whisky y llevó la botella en su otra mano, se sentó frente a él y comentó:

—Cuando conocí a Fortuna Ferris, mi padre estaba en la ruina, todas en el colegio de monjas me evitaban porque los arruinados apestan.

»Sin embargo, para Fortuna era diferente, era la pobre chica segregada a la que había que ayudar. Entonces intentó ser amable conmigo y me brindó su amistad y mágicamente todas dejaron de molestarme.

—Ella es así, es una buena persona.

—Buena, ja ja. Solo deseaba quedar bien con todo el que la veía, hizo obra de caridad con mi persona —decía con rabia—. La odié por eso.

Se servía molesta otro trago. Alexis negó con la cabeza y comentó:

—No lo veo de esa manera.

—No sabes lo que se siente que te vean con pena y ser adoptada por la alfa mayor y que todos te vean siempre a su sombra.

Asentó el vaso vacío con violencia.

—Sé lo que digo. Fortuna siempre me miró por encima de su hombro, me obsequiaba vestidos, perfumes… Me hacía s
La Pluma

Maratón 4, lean, atenta cómo se da todo.

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