Capítulo 4

Lentamente comencé a abrir los ojos encontrándome a Aldara a mi lado, llevo su mano a mi frente para después regalarme un sonrisa.

Que bueno que despertaste al fin —acaricio mi mejilla —Estuviste con mucha fiebre durante tres dias, pensé que nunca ibas a volver a despertar.

¿Tres dias? —trate de incorporarme de la cama, pero sentí un mareo.

Espera, no te levantes —me tomo de los hombros recostándome nuevamente en la cama —Dejame traerte algo de comer, todavía estas muy débil.

Tomo un pedazo de tela para secarse las manos y salir corriendo de las habitación dejando la puerta abierta, con toda la fuerza que había reunido logre levantarme de la cama, al tratar de pararme solo pude caer al suelo ya que mis piernas no me respondían.

Vaya que desobediente eres —dejo lo que tenia en sus mano en una mesita para ayudarme —Pero pareces una pluma.

Tengo que salir de aquí —me apoye en ella para poder llegar a la puerta —Suéltame.

Tranquilizate —me sentó en la cama —Primero tienes que comer algo.

No, no lo entiendes —en ese momento aquella imagen de la mujer cubierta de sangre llego a mi mente —Mataron a una mujer, la mataron delante de mi.

¿De que estas hablando? —camino hasta donde estaba aquel plato de comida —¿Estas segura de lo que viste?

Si, el príncipe estab… —en aquel momento recordé que había golpeado al príncipe en la cabeza —¿Donde esta el príncipe?

El príncipe Valerian se encuentra en una reunión con el rey Tristán —la mire fijamente —De seguro ya se encuentra en camino, nos pidió que le diéramos aviso cuando despertaras —en ese momento guardo silencio —Desde que te trajo aquí a estado muy pendiente de ti.

¿Que? —el me había traído aquí, al llevar mi mirada por la habitación note que era una completamente diferente —¿Donde estoy?

En la habitación principal del príncipe Valerian —la joven con una sonrisa en su rostro comenzó a observar todo a su alrededor —Es la primera vez que vengo aquí, es muy bonito.

¿Porque estoy aquí?

Aldara estaba apunto de decir algo pero en aquel momento la puerta se abrió dejando ver al príncipe, la joven solo se levanto rápidamente de mi lado para hacer una reverencia.

Largate y cierra la puerta —ella solo asiento para salir corriendo —¿Como te sientes?

Tenia miedo, mucho miedo de seguro no podría salir con vida de esta, terminaría muerta como aquella mujer.

Come un poco —tomo el plato de comida para acercármelo —De seguro estas muy débil.

Porque me estaba tratando de esta forma, porque estaba siendo amable conmigo después de haberlo golpeado.

No dirás nada, acaso olvidaste como hablar — tomo asiento a mi lado —Por lo que escuche cuando me estaba acercando, estabas hablando con Aldara hace un momento.

Llevo su mano a mi cabeza para acariciarla, yo al sentirlo tan cerca de mi solo pude comenzar a llorar.

No pienso lastimarte —gire un poco para verlo —Aunque debería de estar muy enojado contigo —me regalo una sonrisa —No esta en mis planes el tener que castigarte.

¿Por..porque eres bueno conmigo?

Porque estas enferma no puedo hacerte nada, porque estas tan débil que morirías —se quedo mirándome —Y no quiero que mueras .

Porque estaba siendo tan bueno conmigo, no podía confiar en el después de todo lo que me había hecho pasar.

Seria un desperdicio —se levanto de la cama —Le diré a Aldara que te lleve a tu nueva habitación.

Pero...

Descansa —mis manos comenzaron a temblar — Sin nombre.

Al escuchar la puerta cerrarse el plato de comida se callo al suelo, me arrodille para levantar toda la comida del suelo, cuando comencé a llorar nuevamente, tenia tanto miedo porque no sabia lo que me depararía mi destino en este palacio, terminaría asesinada como aquella mujer o seria una prisionera por siempre.

¿Que sucedió? — Aldara apareció ayudándome a levantar la comida —Que desperdicio.

Lo siento —tomo uno de aquellos paños mojados para limpiar mis manos y con otro mi rostro.

Ven conmigo —me tomo del brazo —Te llevare a tu nueva habitación mientras las demás muchachas vienen a limpiar.

Al salir de la habitación del príncipe pude notar que nos encontrábamos en un pasillo completamente diferente del que podía recordar, solo caminamos a unos metros de donde me encontraba para que Aldara abrirá una puerta, creo yo la que seria me nueva cárcel.

Ahora descansa —me ayudo a llegar hasta una cama que era demasiado grande para mi sola —Volveré para traerte la cena.

Aldara.

Dime —se me quedo mirando fijamente.

Muchas gracias —ella me regalo una sonrisa —Eres muy buena conmigo.

Me gusta mucho hablar contigo —me ayudo a recostarme en aquella cama —Creo que podemos ser buenas amigas.

Nunca….nunca tuve una amiga.

Yo tampoco, todas las que trabajan en este lugar son unas víboras —me guiño un ojo casar desaparecer por la puerta.

Me levante al escuchar como la puerta se comenzaba a abrir, espere un momento sin quitarle la mirada a la puerta esperando que alguien entrara, pero al parecer se había abierto por el viento. Al asomarme a aquel pasillo no encontré a nadie, todo estaba completamente desierto con mucho miedo me anime a salir de aquella habitación, solo pude dar unos pasos cuando escuche unos quejidos, en la habitación que se encontraba a un lado del lugar donde habia despertado.

Quería volver lo antes posible a la habitación, pero aquellos quejidos me avisaban que alguien necesita ayuda, solo pude dar media vuelta para caminar al lugar donde se escuchaban aquellos quejidos lastimeros, al asomarme un poco por la puerta abierta pude ver, gracias a la luz de unas velas, al príncipe luchando para quitarse una capa.

Me quede en silencio mientras lo observaba, no podia comprender porque no usaba las dos manos para quitarse aquella prenda, note como la frustración lo llevo a tratar de arrancarse la capa pero no paso mucho para que soltara un grito, que logro asustarme.

¿Dime que estas mirando? —porque, porque mis piernas no me respondían, porque no podía moverme —Ven aquí, y ayudame…. sin nombre.

Solo pude bajar la mirada, no quería estar en la misma habitación que un hombre que me habia enseñado que no poseía ningún escrúpulos.

Bien —camino hasta la puerta que es donde me encontraba —Le diré a la joven e inocente Aldara que me ayude —no, no quería que le hiciera nada malo a Aldara —Ya que la causante de que me encuentre en este estado no quiere ayudarme.

Esta bien, su majestad —dije casi en un susurro, pero aquello fue suficiente para que el pudiera oírme.

Me tomo del brazo metiéndome a su habitación, cerré los ojos al escuchar la puerta cerrarse detrás de mi.

Tranquila solo cerré la puerta porque necesito privacidad —al escuchar eso mi cuerpo comenzó a temblar —No pienso hacerte nada, solo necesito ayuda para quitarme este atuendo, tuve que asistir a un funeral y necesitaba utilizar este tipo de vestimenta tan molesta.

El príncipe camino hacia donde habia un banquillo para ponerlo delante de mi, me tomo de la cintura para subirme a este, quedando asi a su altura.

Lentamente y con mucho miedo lleve mis manos a su cuello para quitarle la capa, me sentía muy nerviosa bajo aquellos ojos negros.

¿Porque no me miras a los ojos? —baje la mirada con aquella capa en mis manos —Continua.

El príncipe toma la capa de mis manos rosando mis dedos con su pulgar, aleje rápidamente mi mano.

¿A si es como le agradeces a tu salvador? —le ayude a quitarse aquel gran armazón, dejándolo con solo su camisa —¿No dirás nada?

Deje el armazón en la cama al voltear nuevamente a donde se encontraba en príncipe, pude ver su torso desnudo quise desviar la mirada pero una venda en su costado medio llamo mi atención, alguien había herido al príncipe.

¿Te complace ver lo que me hicieron por tu culpa? —baje la mirada —Si tan solo me hubieras obedecido.

Su majestad.

Aquella noche me despertó tu grito —vi como lentamente se comenzaba a quitar la venda de su abdomen —Tuviste mucha suerte de que no estuviera completamente borracho.

Aquella noche —imágenes de aquel hombre acercándose a mi, comenzaron a esclarecerse en mi cabeza —Ese….ese hombre.

Si tan solo me hubieras obedecido —al ver la venda en el suelo, levante la mirada a aquel agujero que tenia a un costado de su abdomen —No hubiera tenido que matar a nadie.

Me quede parada a unos metros de el príncipe quería irme pero algo me tenia plantada al suelo de esta maldita habitación.

Deja de estar parada y ayudame a curar esta herida —camino hasta un pequeña mesa donde había una bandeja con vendas y un bote de medicina —Vamos.

Camine en silencio hasta esta para tomar aquel ungüento gire hasta donde se encontraba el príncipe con mucha timidez lleve mi mano hasta la herida, pero antes de que mis dedos pudieran untar aquel ungüento, el tomo mi mano.

Ten cuidado —soltó mi mano —Aunque no lo demuestre, el dolor es horrible.

Lo siento, su majestad —me asegure de aplicarle el ungüento con mucho cuidado, al observar la herida un poco mas de cerca, pude notar que esta se había hecho con una puñal —Si me lo permitiera su majestad, podría ir al bosque por unas plantas medicinales conozco al..

¿Piensas que te dejare ir? —levante la mirada —No después de todo lo tuve que pasar.

No pensaba escapar solo quería ayudarlo, su majestad —baje nuevamente la mirada.

Si eso es lo que deseas, porque no me dices el nombre de aquellas plantas, asi enviare a alguien por ellas.

No conozco su nombre, pero puedo identificarlas con solo verlas.

¿Aquellas plantas lograran calmar mi dolor? —solo pude asentir —Como puedo estar tan seguro que no te escaparas, cuando te deje salir de aquí.

Si quiere su majestad puede acompañarme —solo necesitaba una oportunidad tan, solo una oportunidad para escapar —Para que vea con sus propios ojos que mis intenciones no son las de escapar, su majestad.

¿Piensas que no puedo ver tus verdaderas intenciones, bajo esos ojos azueles? —tomo la venda para ponerla en mi mano —Te olvidas quien soy, no necesito de tus asquerosas plantas, ya que con la fortuna que poseo puedo comprar toda la medina que necesito.

Yo solo quería ser de ayuda, su majestad.

¿Quieres ser de utilidad, sin nombre? —apunto a las vendas que tenia en mi mano —Porque no haces, lo único para lo que la mujer vino a este mundo y lo que tu no quieres respetar.

Al terminar de ponerle aquellas vendas limpias al príncipe, solo me quede parada esperando que me diera la orden de volver a la habitación.

¿Porque no preguntaste lo que sucedió aquella noche? —levante la mirada, para ver como volvía a colocarse su camisa —¿No quieres saber lo que ocurrió?

No me pareció prudente, su majestad —solo se acerco para sonreírme.

Entonces solo te diré que no me gusta que nadie toque mis cosas —levanto mi mentón obligándome a que viera aquellos ojos negros —Le ofrecí a aquel bastardo todo lo que quisiera, pero se atrevió a tocarte sin mi permiso —sentía que mi corazón, saldría de mi pecho en cualquier momento —No obedeció a mi segunda advertencia, y no tuve otra salida que matarlo con mis propias manos.

¿Me había salvado? había puesto su propia vida en peligro por mi, pero aunque había hecho eso no podía confiar en el.

Me gusta mas como te ves ahora —baje la mirada notando que me encontraba llevando un simple vestido —Odio los vestidos, es mucha ropa para quitar —trato de tirar la cinta del vestido —Asegurarte de usar solo esas prendas, me gusta poder ver tus pechos atrevés de esta tela.

Rápidamente me cubrí dando unos pasos hacia atrás, pero el príncipe tomo con mas fuerza mi mentón.

¿Ahora quiero que me digas algo? —ahi estaba aquella mirada otra vez, esa mirada que me provocaba tanto miedo —Aquella noche porque solo te quedaste viéndolo todo —solo pude abrir un poco mas los ojos al escuchar eso, ya que me tomo por sorpresa —Solo te quedaste viendo, como me cogía a aquellas mujeres, ¿Que fue lo que sentiste al vernos?

No podía creerlo el recordaba todo, de seguro que estaba esperando el momento adecuando para hacerme pagar aquel golpe que le proporcione con el banquillo.

Vamos dime —sentí como tomo mi cintura —¿Te gustaría que te hiciera lo mismo?, que te hiciera gemir como lo hice con aquellas mujeres.

No…no, su majestad —trate de alejarme pero no pude ni dar dos pasos hacia atrás —Por favor, no me haga nada, su majestad.

Soy mejor en la cama que Sir.Froilan —se acerco a mi cuello mientras comenzaba a dejar besos mojados por este —Dejame demostrarte lo que un verdadero hombre puede hacer.

Pude sentir como lentamente comenzaba a subir la parte de abajo del vestido, rosando mis piernas con sus dedos, porque no podía moverme, aunque quisiera no podía hacerlo, su mano recorrió mi cintura para bajar lentamente a mi trasero para presionarlo con su mano, al sentir aquello solo pude comenzar a llorar del miedo, mientras comenzaba a rezar, el solo me cargo en sus brazos llevándome hasta la cama.

Por favor…no —me arrojo en la cama, para levantar nuevamente mi falda —Porfavor no, no, no.

¡Ya dejala, Valerian! —el se detuvo para voltear a la puerta donde se encontraba aquella mujer —Ella te ha dicho que no.

Tu no te metas, Karolina —me levante rápidamente de la cama, pero el me sujete del brazo —Porque no te largas.

Eres tan tonto que no sabes que estas tratando con una virgen —en ese momento el príncipe se gira para verme —Confundiste su inocencia con coqueteo no es asi.

¡Largate, Karolina! —aquella mujer se acerco a donde me encontraba para tomar mi rostro con su suaves manos, observando fijamente mis ojos, ignorando por completo las advertencias del príncipe —No te lo volveré a repetir.

Tristán se encuentra con el consejo —pude sentir como su mirada recorría todo mi rostro meticulosamente —Y me encuentro muy aburrida ¿donde la encontraste? —soltó mi rostro para levantar mi falta y tratar de tocar mi zona intima, pero al sentirla tan cerca solo pude cerrar mis piernas presionando mis muslos —Es tan inocente que me dan ganas de organizar una misa en su honor.

Eso no te importa —aquella mujer le dedico una sonrisa —Porque no te largas, antes que pierda la poca paciencia que poseo.

Estamos al borde de una guerra, deberías estar preparando tus ejércitos —necesitaba salir de este lugar, pero el príncipe no quería soltarme —Pero en su lugar estas aquí, encerrando con una virgen que ironía no lo crees.

Karolina, largate ahora mismo de mi habitación —el príncipe se encontraba molesto —O me veré obligado a sacarte arrastrando de aquí.

Ten cuidado de como le hablas a tu futura Reina — la mujer tomo mi brazo, alejándome del príncipe —Y como tal, puedo negarte a esta mujer.

Lo ultimo que pude ver antes de que aquella mujer me sacara de la habitación del príncipe, fue la expresión en el rostro del príncipe, yo era su presa, estaba marcada por el, y el no descansaría hasta darme caza.

Fui arrastrada por aquel pasillo hasta una habitación un poco alejada,

Escuchame muy bien —me entrego un costal —Te pondrás esto y te aseguraras de no volver a aparecer por este reino, me escuchaste.

Pue...puedo, ¿Puedo irme? —note que la ropa que había en aquel costal era de hombre —Pero..

Como podría marcharme sin aquella carta que me había obsequiado Sir.Froilan que es lo que tenia que hacer, si me marchaba estaría dejando atrás los sentimientos de Sir.Froilan, yo no quería hacer eso.

¿Que estas esperando? —camino hasta la puerta —Tienes que apresurarte.

Mi señora no puedo irme —ella solo se me quedo viendo —El príncipe tiene algo muy importante que me pertenece, y no me puedo ir si no lo llevo conmigo.

Eres tonta o que! —lucia bastante furiosa —Si no te largas, ya no tendrás otra oportunidad, que no sabes lo que Valerian le hace a las chicas puras como tu.

Pero, mi señora —baje la mirada —No puedo irme…

Esta bien, maldita sea —se tomo la frente —Yo me encargare de encontrar aquello que te pertenece ¿Dime lo que tengo que buscar?

Es..es una carta que firma con el nombre Sir.Froilan —solo asintió saliendo por la puerta.

Espera —volvió entrar cerrando la puerta.

Tienes que irte, haré que alguien te haga llegar la carta.

Per..

Ya no hay tiempo —me tomo de los hombros —Tienes que salir de aquí, tienes que confiar en mi.

De acuerdo —me quito aquel costal para comenzar a sacar la ropa de el.

Aquella mujer tomo mi mano mientras me dirigía a lo que seria otra salida del palacio, tenia miedo de que nos encontráramos con algún guardia, pero el camino estaba solitario como si nadie custodiara el palacio.

Nos detuvimos detrás de unos arbustos observando una carreta que estaba descargando algunos alimentos para el palacio.

Trata que nadie te vea —solo pude asentir —Enviare a alguien al bosque para que te entregue tu carta —volví a asentir —No olvides el lugar donde tienes que esperarlo.

Gra...Gracias, mi señora.

Asegurate de nunca mas volver a pisar este reino —solo asentí —Ahora vete.

Tuve que esperar un poco a que los hombres que se encontraban descargando aquellas cosas se distrajeran un segundo, para que pudiera subirme a la carreta sin que me vieran. Cuando la carreta se puso en movimiento pude levantar un poco la mirada observando como la mujer volvía a entrar en el palacio rápidamente, solo esperaba que estos hombres no notaran mi presencia hasta que nos encontráramos fuera del palacio.

Tengo que admitir que tuve mucha suerte, la carreta se dirigió a una casa que se encontraba a orillas del bosque, cuando estos hombres se metieron a la casa, baje de un salto de la carreta internándome nuevamente en el bosque, no podía creerlo por fin era libre. Aunque me sentía muy cansada no me detuve en ningún momento, tenia que llegar al lago para esperar a la persona que me llevaría mi adorada carta, después de tener mi carta nuevamente conmigo pienso cumplir mi promesa no volvería a pisar este reino nunca mas.

El sol comenzó a ocultarse dejando paso a la noche, me encontraba muy impaciente ya que aquella persona que me traería mi carta todavía no aparecía, después de unos minutos mas pude escuchar unos pasos acercándose a donde me encontraba, sin pensarlo mucho salí de mi escondite.

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