Capítulo 3

Su mirada era tan profunda, tan sofocante que lograba sacarme el aliento sin ejercer ningún tipo de fuerza sobre mi. Me sentía indefensa ante el, ahora sabia lo que sentí una presa ante su depredador.

No estas en la posición de solicitar nada —levanto mi mentón, mirando fijamente mi rostro —Eres solo una desgraciada mujer, sin familia y que vive en mi reino.

Yo...yo no vivo en su reino, su majestad —trate de alejarme pero rápidamente tomo mi cuello —Vivo muy lejos de su reino y n….

¡Pero ahora te encuentras en el! —ejerció un poco mas de presión sobre mi cuello —Mientras tengas tus sucios pies en mis tierras, tu me perteneces.

No..no...no res...su maje..stad —me arrojo al suelo —¡Ah!

Te propongo un trato, mujer... sin nombre —levante un poco la mirada —Si logras demostrarme que tu eres quien escribió aquellos versos, voy a considerar dejarte en libertad, y si lo deseas puedes seguir escribiendo, pero si solo lo haces para mi.

Podre marcharme —solo asintió mientras sonreír —Ac..Acepto, su majestad.

Camino nuevamente a la salida, me levante con cuidado del suelo cubriendo mis senos ya que seguía teniendo aquella sensación de encontrarme desnuda, no sabia si era por aquella tela del camisón o porque nunca había usado uno, siempre me había asegurado en usar ropa que me confundiera con un hombre, era algo bastante lógico que los hombres no andaban por ahi usando camisones como los que me encontraba vistiendo.

Después de unos minutos aquel príncipe volvió, con una hoja y una pluma en su otra mano.

Escribe —me entrego la hoja, nunca pensé que podría ver una hoja tan blanca como la que el me estaba ofreciendo —Adelante.

Tenia miedo de arruinar aquella hoja, la tome con mucho cuidado, hace bastante tiempo que no escribía solo esperaba no haberlo olvidado aquellos escritos que intercambiaba en el mercado del reino eran tan antiguos que no recordaba exactamente el tiempo que llevaban conmigo. Tome la pluma notando lo suave que se sentía en mis dedos, mi mirada se quedo puesta en la punta de esta que dejaba ver los perfectos trazos que dejaría a su paso.

Ay, Corazon mio, que amar quiere de verdad, ojala tuviese yo para llorar los ojos del mar.

Sonreír al poder escribir unos de los primeros versos que me había enseñado Sir.Froilan, había perdido la cuenta, de cuantas veces lo había escrito mientras aprendía a como usar una pluma, todavía recordaba como me había costado manejar la primera pluma que tome en mi vida, como mi pulso me engañaba y como habia arruinado mas de una vez un hoja de papel, pero aquellas hojas no eran como las que tenia en mis manos.

Su majestad —le entregue aquella hoja para solo pasaron unos segundos cuando su semblante cambio completamente —¿Que sucede, su majestad?

¿Que es esto? —arrojo aquella hoja al suelo.

Su majestad —tome la hoja —Usted me pidió que escribiera.

Te pedí que me demuestres que eras tu quien escribió aquellos versos —se acerco un poco mas —Con esto no me dices nada.

Pero, su majestad.

Escribe algo para mi —baje un poco la mirada ya que me sentía muy intimidada por su presencia —Algo como aquellos versos.

Su majestad —levante un poco la mirada —Ya no escribo aquellas cosas.

No te pregunte si lo hacías —levanto su mano, tomando un mechón de mi cabello —Te estoy ordenando que lo hagas.

Su mirada comenzó a bajar hasta llegar al listón que se encontraba en el camisón, llevo levantamente su mano hasta este, pero solo pude dar dos pasos hacia atrás, tratando de alejarme lo mas posible de el.

Ahora me encontraba en esta habitación a solas con este príncipe, no tendría a nadie que me ayudara, tendría que asegurarme que nunca volviera a acercarse a mi con segundas intenciones.

No vuelva a tocarme de esa forma, su majestad —cubrí mis senos dejando caer la pluma y la hoja —Se lo ruego, su majestad.

Es como decirle a un verdugo que no te corte la cabeza —dio un paso hacia donde me encontraba —Solo suplicas que quedaran en el olvido.

Si escribo lo que su majestad quiere —dio otro paso acortando la distancia entre nosotros – Promete no volver a acercarse de esa forma a mi.

Si logras hacer que se me pare —su mirada recorrió todo mi cuerpo —No volveré a tratar de tocarte contra tu voluntad, bueno —tomo un mechón de mi cabello —A menos que me lo supliques, tendré que considerarlo.

Rápidamente me arrodille en el suelo, para tomar aquella pluma y la hoja de papel, mis manos comenzaban a temblar no sabia lo que tenia que escribir.

Habían pasado muchos años desde que había escrito el ultimo verso dedicado a Sir.Froilan, cerré los ojos para volver a pensar en el como aquellas noches.

La luz de aquella vela ilumina su cuerpo desnudo, se acerca a paso firme a la cama donde me encuentro, para romper el camisón que traigo puesto dejándome completamente desnuda frente a usted mi señor, por favor esta vez sea mas gentil conmigo, mi señor q…

No pude terminar de escribir ya que el principie me quito aquella hoja, levante la mirada encontrando una expresión diferente en su rostro, bajo su mirada encontrándose con la miá, vi como llevo su mano hacia su entrepierna, rápidamente logre levantarme escondiéndome detrás de la cama de aquella habitación.

¡Guardias!, ¡Guardias! —no paso mucho tiempo para que dos hombres se apersonaran en la habitación —Mandar a llamar a las sirvientas.

Claro su majestad —se fueron cerrando la puerta.

Comenzó a acercar lentamente a donde me encontraba, tenia miedo, mucho miedo de aquella mirada.

Dijo que no volvería a acercarse a mi, su majestad —solo me dedico una sonrisa algo siniestra —Su..su majestad.

Llevo su mano a mis hombros para deslizar las mangas de mi camisón, este amenazaba con caerse al suelo, pero pude aferrarme al camisón, solo pude cerrar los ojos hasta que un dolor provoco que los volviera a abrir.

Tu piel es tan blanca —estaba muy asustada para hablar o hacer algún tipo de movimiento —Me gustaría darle otra mordida.

Lentamente bajo su mano hasta tomar la punta del camisón para comenzar a subirlo lentamente, mientras sus dedos se deslizaban sobre mis muslos.

Por...por favor no, su majestad —quise detenerlo al sentirlo tan cercano a mi zona de mujer —Su majestad, por favor deténgase.

Estaba segura que el príncipe estaba dispuesto a seguir, pero gracias a dios la puerta se abrió dejando ver a tres muchachas, su rostro se trasformo en una mueca de enojo, me tomo del brazo para arrastrarme a donde se encontraban aquellas mujeres.

Asegúrense de quitarle toda esa tierra que lleva encima, también quiero que cambien mis sabanas están llenas de lodo —voltee para verlo al mismo tiempo que aquellas mujeres sostenían mis brazos —Preparen una habitación, en el ala este del palacio, asegúrense que no grite, no quiero que mi hermano la escuche gritar y la libere como la ultima vez.

¿Que? Usted dijo que me dejaría libre, su majestad —trate de soltarme del agarre de aquellas mujeres —Su majestad.

Nunca dije que te dejaría libre —sonrió mientras tomaba el brazo de una de aquellas muchachas —Dije que consideraría tu libertad.

Pero.. —en aquel momento una de aquellas mujeres cubrió mi boca con un pedazo de tela —Mmmm.

¡Largo! —vi como metió a una de las muchacha a esa habitación, cerrando la puerta lentamente sin quitarme la mirada de encima.

Aunque hubiera querido liberarme de aquellas mujeres no lo hubiera podido hacer, me encontraba muy débil sin contar que me superaban en numero. A medida que mas avanzábamos por aquel gran pasillo notaba que todo a mi alrededor comenzaba a tornarse un poco mas oscuro cada vez, una de aquellas mujeres abrió una puerta a la cual fui empujada para ingresar a aquella habitación.

Yo preparare la habitación —tomo la perilla de la puerta —Habla con Aldara para que te ayude con esta niña.

Trate de resistirme pero fui llevada a lo que parecía ser un gran cuarto de baño, no estaba muy segura pero habían algunas cosas que Sir.Froilan usaba a la hora de su baño. la mujer me quito la mordaza.

No lo hagas mas difícil para ti —camino hasta donde se encontraba un balde —Si no hacemos los que su majestad nos ordeno, no solo nosotras estaremos en problemas, tu también lo estarás.

Por favor, deja que me vaya mi abuel... —en ese momento recordé que abuelita se había ido, ahora me encontraba sola por mi cuenta.

Me gustaría hacerlo, créeme, pero esa no es mi decisión —camino hasta una ventana de madera —¡Aldara!¡Aldara!

Mi mirada estaba en el suelo como mis esperanzas de librarme de aquel lugar. Llevar mi mano a mi pecho, esto no podía ser cierto,¿donde esta?,¿donde esta aquella hoja?

¿Donde esta?¿Donde esta mi carta?¿Donde esta mi ropa? —aquella chica solo se me quedo viendo como si estuviera loca —Por favor, por favor es muy importante para mi.

Lo..lo siento —no, no podía ser cierto lo había perdido —Pero no puedo ayudarte, yo no fui quien te quito la ropa que traías pued….

Lamento la demora Carbi —una muchacha pelirroja abrió la puerta regalándome una sonrisa —Hola ¿tu quien eres?

Deja de hacer preguntas Aldara —me quitaron aquel camisón dejándome completamente desnuda ante ellas —Ayudame a darle un baño.

Las mujeres tallaron mi cuerpo, lavaron mi cabello, cortaron mis uñas y una vez que estuve seca me cortaron el cabello dejándolo un poco mas corto. Cuando ya estuve limpia, aquella muchacha llamada “Carbi” se fue dejándome con Aldara.

Oye que es lo que te sucedió en el hombro —no dije nada, solo me limite a mirar al suelo —Parece la mordida de un animal, no, no es un animal — sentí como llevo su mano a mi hombro, pero me aleje un poco —¿Fue el príncipe, verdad?

Levante un poco la mirada para encontrarme con su sonrisa.

El Principe no es tan malo una vez que lo conoces, solo…es un poco incomprendido a los ojos de los demás —saco del bolsillo de su vestido, un especie de ungüento, saco un poco en su dedo para llevarlo a mi herida —Con esto te sentirás mucho mejor —me regalo una sonrisa —Soy Aldara un gusto ¿Cual es tu nombre?

Yo no lo se —ella solo se me quedo viendo con una ceja levantada —No se cual es mi nombre.

¿Lo olvidaste? —me tomo la mano, en sus ojos se podia ver un poco de preocupación.

No, yo nunca tuve uno.

¿Eres una hija de venus no es así? —me quede mirándola fijamente, ya que no sabia lo que significaba aquello de ser “una hija de venus” —Una hija de venus, que no tiene nombre, tampoco familia, y no pertenece a ningún reino, su vida es como el viento en el bosque.

Una hija de venus, eso significaba que hay mas mujeres como yo, eso quiere decir que no estoy tan sola.

Entonces hay mas mujeres como yo en el mundo —ella solo asintió sonriendo —¿De donde venimos?

La mayoría de hijas de venus que conozco fueron abandonadas, vendidas o en muchas ocasiones asesinadas, cuando se las encuentran —me pregunto si me abandonaron o me vendieron a la familia de Sir.Froilan —Son vistas como perros ante las demás personas, al no tener una familia que las protejan, las demás personas se aprovechan de ellas.

La puerta se volvió a abrir dejando ver a aquella muchacha que se había marchado hace unos minutos.

Ponte este camisón —me alcanzo un camisón —Te llevare a la habitación, que su majestad eligió para ti.

Al entrar a la habitación pude sentir como esta se encontraba fría, me abrace a mi misma esperando darme un poco de calor, observe la pequeña cama que se encontraba en el centro de la habitación encontrando un vestido sobre este. La joven llamada Aldara tomo el vestido, después de unos minutos ya me encontraba completamente vestida aunque aquel corset no me dejaba respirar, ya no sentía tanto frio como antes, pero necesitaba respirar.

Estas lista – Aldara solo se me quedo viendo —Ahora ya pareces una mujer, cuando te vi con aquella ropa pensé que eras un hombre, luego vi tu cabello.

¿Tu sabes donde esta mi ropa? — tome sus manos con una mirada suplicante.

¿Aquella ropa fue quemada? —vi como Aldara se inclino haciendo una reverencia —Lo siento mucho —me susurro aquella antes de alejarse un poco.

Escuche unos pasos aproximarse detrás de mi, al voltear encontré al príncipe a solo unos centímetros, su mirada era completamente oscura como su en ellos contuviera al mismísimo averno.

Sariel —guarde silencio sin saber a que se estaba refiriendo.

Levanto su mano para sostener para tomar un mechón de mi cabello, Aldara en silencio como si quisiera que no se notara su presencia, pero podia sentir su mirada sobre mi.

Largate, Aldara —podía sentir como me recorría con la mirada —¡Ahora me dirás a que casa perteneces!

Deje que me marche, su majestad —pude sentir su mano tomar mi cintura —Se lo ruego.

Mirate a quien quieres engañar —trate de alejarme pero sostuvo mi cintura con fuerza.

Por favor, su majestad.

Nunca pensé que volvería a ver a una Froilan —tomo mi mentó con mucha fuerza —Después de que se atrevieron a traicionarnos.

Yo...yo no soy una Froilan, su majestad —baje la mirada.

Entonces me puedes decir porque Sir.Froilan te escribió esto —mi carta, porque tenia mi carta, trate de tomarla pero el príncipe la alejo de mi.

Por favor, su majestad, regresemelo —trate de tomarlo —¡Es muy importante para mi!

¡Eres la hija de una familia que traiciono a mi familia!, ¡A su Rey! —me empujo a la cama.

Yo no soy una Froilan, ellos me encontraron en un bosque cuando era tan solo una niña —no comprendía porque había comenzado a llorar —Viví bajo su techo como una sirvienta hasta que decidí escapar, desde entonces he vivido en el bosque, su majestad.

¿Porque fue que escapaste de la casa Froilan? —baja la mirada recordando aquel dia —¿Que fue lo que hiciste, para que tu única salida fuera escapar?

No...no puedo decírselo, su majestad.

Debes haber hecho algo terrible para tener que obligarte vivir en un asqueroso bosque —se acerco —Te metiste a la cama de Sir.Froilan ¿no es así?, todos aquellos versos que escribiste — acerco su mano a mis senos —Fue todo lo que el te hizo, ¿no es así?

Por fin te encuentro Valerian — llevo su mirada molesto, hasta la puerta —¿Que hace ella todavía aquí?, y ¿porque esta usando ese vestido?

Eso a ti no te importa, Karolina —camino a la salida, para tomar a la mujer del brazo, sacándola de la habitación —Esperame en mis aposentos.

Cerro la puerta esta vez poniéndole un seguro, para que no vuelva a tratar de abrirla otra vez. Camino hasta me encontraba, con una expresión de enojo.

Te quedaras encerrada aquí —guardo la carta que me había escrito Sir.Froilan en su bolsillo —Tendrás comida, una cama caliente, papel y una pluma para seguir escribiendo.

Su majestad.

Por tu bien espero que no trates de escapar —allí esta de nuevo aquella sonrisa —O si lo haces, asegurate de que los guardias no te atrapen, porque les di la orden de que hicieran lo que les plazca con tu cuerpo.

Sin mirar atrás salio de la habitación cerrando la puerta, espere unos segundos para levantarme y tratar de abrir la puerta nuevamente, pero al hacerlo pude verlo parado del otro lado, como si hubiera estado esperando pacientemente aquel movimiento.

¿Tu no me tienes miedo, verdad? —tomo la perilla de la puerta —Por tu seguridad tendré que ponerle llave a la puerta.

Solo me deje caer en el suelo mientras escuchaba la llave girar, no puedo decir cuanto tiempo estuve llorando en un rincón de esta habitación.

Limpie mis lagrimas al escuchar el sonido de unas llaves, la puerta se abrió lentamente dejando ver a Aldara regalándome una sonrisa, no lograba comprender porque sonreía, que era lo que la había tan feliz.

Hola, te traje tu cena —dejo la bandeja en el suelo, para cerrar la puerta —Debes tener mucha hambre, ¿Estuviste todo el día llorando?.

Voltee hacia la ventana notando que la claridad del dia se había ido, Aldara dejo aquella bandeja con comida delante de mi.

Tienes que comer algo —tomo mi mano —Sino te vas a enfermar.

No...no tengo hambre —abrace mis rodillas —Quiero irme, no quiero...no quiero estar aquí.

Al menos aquí tienes comida caliente y una cama —levante un poco la mirada —Es mucho mejor que vivir en el bosque pasando hambre y frio, no lo crees.

No, esto no era mejor, estaba en este lugar contra mi voluntad con alguien que estaba dispuesto a hacerme dañarme en cualquier momento.

Tienes que comer algo —levanto la bandeja —En este lugar las noches son muy largas, necesitaras fuerzas para llegar al siguiente dia.

¿Porque lo dices?

Te encuentras en el ala este de palacio —pude notar un poco de preocupación en su mirada —Esta parte del palacio le pertenece al Principe Valerian, aquí es donde todos los nobles del reino y sus alrededores, vienen en la noche a cumplir sus mas perversas fantasías.

Un lugar donde los nobles venían para cumplir sus mas perversas fantasías, porque me había dejado en este lugar acaso aquel príncipe quería hacerme participe de aquellas cosas, no ahora mas que nunca tenia que buscar la forma de escapar de este lugar, pero no quería dejar la única muestra de afecto que me había dado Sir.Froilan en este lugar, el Principe podría verlo como una simple y sucia carta, pero para mi era algo mas, era los sentimientos de Sir.Froilan puestos en una hermosa hoja de papel.

Aldara ya es hora —desvié la mirada a la puerta encontrando a una muchacha que nunca había visto —Tenemos que abandonar este lugar antes de que las puertas se cierren.

Lo siento —tomo la bandeja que aun tenia un poco de comida —Pero a nosotras no se nos permite estar aquí durante la noche, nos veremos en la mañana.

No, no me dejes sola —me levante para tomar su brazo —Por favor.

Lo..lo lamento —aquella muchacho hizo que la soltara —Solo estoy siguiendo ordenes.

Me quede parada en medio de la habitación con solo la luz de una simple vela que Aldara había encendido, a medida que pasaban los minutos pude escuchar como algunas puertas se cerraban de golpe. Me encontraba sentada en un pequeño banquillo que se encontraba en la habitación cuando unos cuantos pasos se escucharon, acercarse, seguidos de unas risas de mujeres.

¿Que es esto Principe Valerian? —vi con horror como la puerta se sacudía —¿Esta puerta nunca antes había estado cerrada?

Sigue caminando hasta el gran salón, y no hagas tantas preguntas —después de eso solo hubo silencio.

Camine hasta la cama para comenzar a rezar, arrodillada enfrente de esta, pidiéndole a Dios que me protegiera que no dejara que nada malo me sucediera durante esta noche. Estaba tan concentrada en seguir rezando que no escuche las puerta abrirse ni los pasos del príncipe acercarse.

¿Porque rezas si el no te escucha? —no levante la mirada, trate de seguir rezando —En este lugar no mencionamos ese nombre.

Pude escuchar como camino para ponerse detrás de mi para comenzar a tirar del listón del vestido.

¡Aléjese de mi!, su majestad —rápidamente me levante para correr al otro extremo de la habitación, para pegarme a la pared evitando que continuara aflojando el vestido —Por favor, por favor no vuelva a tocarme, su majestad.

¿Donde esta tu Dios? —se puso delante de mi —Porque no esta aquí para protegerte.

Deje..déjeme volver a…

¿Quieres que te deje volver a casa? —soltó una carcajada, caminando hasta la ventana—Si tu no tienes casa, eres una simple huérfana que vive en el bosque —se giro lentamente para mirarme a los ojos —Ahora lo entiendo,¿Quieres que te lleve a la casa Froilan.

Se acerco a pasos largos hasta donde me encontraba para tomar mi brazo, arrastrándome hasta la puerta.

No, No suélteme —me arroje al suelo —Por favor, su majestad no me lleve con la familia Froilan.

Entonces ¿te quieres quedar aquí? —se inclino un poco para tomar mi mentón.

Solo quiero salir de aquí, su majestad —comencé a llorar —Si deja que me marche, le prometo que volveré cada semana a dejarle los escritos que su majestad quiera.

Eres la primera persona que conozco que ansia escapar de un lugar que le brinda protección y comida —limpio una de mis lagrimas con su pulgar —No llevas ni una sola noche aquí y ya te quieres ir.

Se lo ruego, su majestad.

Dejame decirte algo —esa sonrisa, esa sonrisa nuevamente en su rostro —¡Te iras de aquí! —tomo con fuerza mi mentón —Cuando yo lo decida.

Me aparto para levantarse, me mantuve en el suelo, para no molestarlo aun mas.

Te recomiendo que no grites, si es posible no respires —tímidamente levante la mirada —Si ellos te escuchan vendrán por ti.

Después de decir aquello solo volvió a cerrar la puerta, me levante, caminando nuevamente a la cama para seguir rezando, rogándole a Dios que me ayudara a salir de este lugar. Entre medio de mis ruegos y suplicas, pude escuchar los gritos de mujeres, algunas risas, entre otras cosas, trate de cubrir mis oídos para no escuchar aquello que estaba sucediendo fuera de esta habitación.

Estaba en la cama cubriendo mi cabeza con la almohada mientras veía como aquella vela se comenzaban a consumirse a medida que pasaban las horas. Me levante de un salto de la cama cuando escuche como la puerta se abrió dejando ver al príncipe junto a dos mujeres.

To..Toma esto escribe —camino hasta donde me encontraba para dejar en mi mano una pluma y una hoja de papel —Escribe, escribe lo que haremos.

Una de las mujeres cerro la puerta entregándole la llave al príncipe, ambas mujeres se comenzaron a desnudarse mientras besaban al príncipe delante de mi, como si no les importara mi presencia en la habitación.

Durante aquellas horas solo pude mantenerme en un rincón de la habitación mientras cubría mis oídos para no escuchar los gritos y gemidos de aquellas mujeres, pero tenia que admitir que mas de una vez levante la mirada encontrándome, con la mirada profunda de aquel príncipe.

Levante la mirada cuando deje de escuchar gemidos encontrándome nuevamente con la mirada penetrante del príncipe, sin dejar de mirarme quito a la mujer de arriba suyo, para levantarse completamente desnudo y caminar a donde me encontraba, en ese momento la vela se apago dejando en la oscuridad absoluta toda la habitación.

Gracias a esos años que tuve que vivir en el bosque había logrado desarrollar una aguda audición, pude escuchar sus pasos acercarse torpemente a donde me encontraba, rápidamente comencé a gatear por el suelo tratando de no hacer ruido.

¿Do...Donde estas? —estaba muy cerca de mi, tenia que lograr mantenerme alejada —¡Sariel! ¡Sariel!

No entendía porque me llamaba de esa forma, al encontrarme a lo que creo yo unos metros del príncipe solo me levante buscando la pared mas próxima.

¡AH! —sentí como alguien tiro de mi cabello.

Puedo escuchar los latidos de tu corazón, ¿Piensas que puedes esconderte de mi? —pude sentir su aliento a alcohol en mi cuello —¿Piensas que puedes venir a mi reino, provocarme y dejarme asi?

Alguien ayu… —cubrió mi boca —Mmmmm.

¿Dime quien te crees? —pude sentir como metió su mano por mi escote para presionar mi seno —¿Esto te gusta no es asi? —presiono mi seno, provocando que soltara un grito que nadie pudo escuchar —Ahora eres de mi propiedad.

Solo pude negar efusivamente tratando de alejarme, pero el príncipe me sostenía con fuerza.

Tranquila —pude sentir como volvió a presionar mi seno, pero no pude gritar del dolor ya que cubría mi boca con su mano —Tu piel es tan suave, no parece que hayas vivido en un asqueroso bosque.

En ese momento comenzó a desgarrar mi vestido, mientras que con su otra mano ahogaba mis gritos, solo comencé a llorar mientras trataba de soltarme de su fuerte agarre.

Había terminado en el suelo de aquella habitación mientras el trataba de quitarme aquel corset, solo me quede tirada en el suelo esperando lo peor, pero al estirar mi mano pude sentir algo de madera.

El banquillo —susurre, para después tomarlo firmemente y levantarlo esperando poder golpearlo en la cabeza.

Solo escuche como aquel banquillo golpeo contra algo duro, le había podido dar en la cabeza, escuche como el banquillo cayo al suelo para después sentir el peso del príncipe sobre mi. Lentamente lo quite de arriba de mi, me levante del suelo en busca de la cama esperando poder encontrar la llave para poder abrir la puerta y lograr escapar.

Llaves, llaves —pude tocar lo que parecía ser la cama.

Mientras continuaba deslizando mi mano sobre la cama pude sentir el cuerpo de una de aquellas mujeres, rápidamente aleje mi mano di dos pasos hacia atrás cuando senti algo frio debajo de mi pie, lleve mi mano a esta para encontrar la llave, tenia la llave a hora solo tenia que encontrar la puerta. Pude llegar sin ningún inconveniente a la puerta, me encontraba muy alterada no podia pensar en otra cosa que no fuera escapar, necesitaba escapar ahora que podía hacerlo.

Al lograr abrir la puerta me quede completamente pegada al suelo, cuando recordé que mi carta todavía la tenia aquel príncipe, quería escapar de este lugar pero no queria irme sin llevarme aquello que me pertenecía, porque, porque me sucedían estas cosas solo podía llorar. Cerré los ojos para obligarme a salir de la habitación mientras caminaba por aquel pasillo podia seguir escuchando cosas, gemidos o lamentos no podría definirlos.

Los pasillos se encontraban completamente solitarios, pero el ruido era lo que mas resaltaba, al final del pasillo pude ver lo que parecía ser una habitación un poco mas iluminada, a medida que comenzaba a acercarme pude ver que del otro lado de aquella habitación había una gran puerta podría escapar, comencé a correr hasta llegar al centro de la habitación, cuando entre me detuve al ver a muchas personas desnudas cubiertas de lo que parecía ser sangre. Mi mirada se quedo puesta en lo que parecía ser una mujer que se estaba desangrando en el suelo.

Ayu...ayuda —solo pude verla completamente aterrada como un hombre clavaba un puñal en su pecho —¡AH!

Presenciar aquello fue mucho para mi, comencé a sentir nauseas para después que todo comenzara a verse borroso lo ultimo que pude ver, antes de caer al suelo fue a unos hombres acercarse lentamente a donde me encontraba, después de eso todo poco a poco comenzaba a perder el color quedando en una completa oscuridad.

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