Capítulo 44

Mikhail miró el rostro de su esposa y a pesar de que mantenía la cabeza en alto, sus ojos, siempre eran tan expresivos, mostraban vulnerabilidad. Intuía que sus pensamientos en ese momento debían ser lúgubres por lo que tomó su mano envolviéndola en la suya, transmitiéndole calor. Estaba helada a pesar de que la calefacción calentaba el edificio. Después, cuando su mano se calentó, Mikhail entrelazó sus dedos y con su pulgar empezó a trazar círculos en el dorso de su mano con el objeto de tranquilizarla. Jelena miró sus manos unidas y levantó la mirada hacía el rostro de su esposo, buscando una señal de lo que pensaba o sentía. A pesar de que sus ojos destilaban rabia mientras observaba a Benjamín, al mirarla a ella estos se suavizaron de inmediato.

―Todo saldrá bien, ya pasó lo más duro.

«No, no ha pasado lo más duro», pensó Jelena. La fiscalía había repasado con ella la lista de testigos de la defensa y varios de ellos eran chicos a los que ella había besado en la universidad. Todos
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