139: Dejarlo ir o verlo morir.
Ámbar.
—Fue Mylo, Ámbar... yo... lo vi mientras me hacían esto...
Sebastian se lleva las manos a la cabeza mientras ve el desastre que he hecho en casa, mientras mi sangre burbujea por la impotencia. Así que el moreno lo nota y en silencio me hace a un lado para terminar de limpiar a mi hermano.
Termino tomando los puntos de su cabeza con las manos más que tensas, y aunque insisto en llevarlo a un hospital, Sebastian me dice que no puedo.
—Tengo órdenes, Ámbar. Si no las cumplo no podré ayudarte más.
—¡Entonces no me ayudes! —le grito, furiosa, después de que dejamos a mi hermano en su habitación—. ¡Si al final vas a estar de su lado entonces ya no me ayudes!
—Señorita Ámbar...
Me impresiona cuando se acerca y me abraza, porque, aunque me rehúso, él no quiere soltarme. Así que al final dejo de luchar porque lo necesito. Necesito un abrazo y la fuerza para dejar a Darwin. Porque me queda más que claro que ha sido él quien ha mandado a hacerle eso a mi hermano, sin importar cuánto me do