125: La certeza.
Darwin.
Apenas pongo un pie en casa me doy cuenta de lo eficiente que ha resultado ser Sebastian, pues ha sido él el que se ha encargado de traer aquí la mayoría de las cosas. Por lo que, debo admitir que en conjunto con Mylo, ha hecho un gran trabajo.
Después de quitar mi corbata y aflojar la camisa, hecho un vistazo a todas partes, dándome cuenta que no hay rastros de Adrián, porque, de estar presente estaría haciendo lo posible para que esta cena no se lleve a cabo.
—Gracias chicos —les digo, entre la preocupación por mi padre aun, algo entusiasmado por cómo pueda resultar esta noche.
—No es nada, jefe. —Sebastian se retira, e igualmente Mylo después de darme un asentimiento.
Por lo acontecido con el debate les he dicho que permanezcan tranquilos. Ellos van a sus casas, y están aquí a primera hora, pues sé que nadie se atrevería a arremeter contra mí, no a estas alturas.
Canturreando la música de fondo arremango mucho más mi camisa manga larga para ponerme manos a la obra.
Me gusta