17. Mensaje inesperado
Esme se mordió los labios, pensándolo. ¿A qué les llevaba eso? Pasear como dos amigos o dos amantes, le daba miedo que al pasar más tiempo juntos su corazón no fuera capaz de soportarlo.
En la cama era diferente, casi no tenía que pensar y se convencía fácilmente de que era pasión pura y nada más, no habían sentimientos.
Pero si pasaran tiempo juntos y a ella le resultase difícil diferenciar ambas cosas... Entonces pensó nuevamente, la parte racional de ella: «Has venido por nuevas experiencias, disfruta, y luego regresa a casa sin arrepentimientos».
Asintió.
—Me encantaría
Entonces terminaron el desayuno a toda prisa, el fue a arreglarse y ella se quedó sentada en el comedor. De repente apareció Mirska para levantar los platos.
A Esme se le ocurrió una idea, estúpida, pero no podía más con la incertidumbre. Así que cuando fue a retirar el plato de ella, la tomo del brazo y en voz baja le preguntó en inglés:
—¿Puedo preguntarle algo?
La señora abrió sus ojos sorprendida y comenzó a ne