Punto de Vista de Mia
El sol matutino se filtraba por los amplios ventanales del cuarto de invitados, proyectando largas sombras sobre mi estudio improvisado. Dibujos cubrían cada superficie: planos de elevación fijados en las paredes, muestras de materiales esparcidas sobre las mesas, renders 3D brillando en múltiples pantallas. Ese caos organizado me resultaba familiar, como regresar a una parte de mí que creía perdida.
—¿Sra. Branson? —el suave toque de la Sra. Chen interrumpió mi concentración—. Su té matutino.
Entró cargando una bandeja de plata, avanzando con cuidado entre las pilas de planos. El vapor de jazmín flotaba en el aire, un pequeño intento de consuelo en esta casa demasiado silenciosa.
—Gracias, Sra. Chen —murmuré, sin apartar la vista del detalle que estaba dibujando: un patrón intrincado para el tragaluz del atrio—. Puede dejarlo donde sea.
—Tres días —dijo, acomodando un plato de pequeños sándwiches junto al té—. Tres días que apenas había salido de esta habitación.