Amaia observó como Nikolay se acercó con una sonrisa victoriosa y no pudo evitar mirarlo con una mezcla de rabia y deseo, sabiendo que había perdido la apuesta y qué ahora estaba a su merced.
Cuando sus labios se encontraron en aquel ardiente beso, Amaia sintió la fuerza y la adrenalina del momento, la pasión encendió su ser con la misma fuerza que la sed de venganza. Llevando las manos al cabello de él, tiró de la liga y el cabello castaño y sedoso cayó suavemente, ella tomó con fuerza un puño de sus cabellos al tiempo que se abría paso en su boca con la lengua.
Una danza erótica cargada de anhelo y deseo.
Nikolay la tomó de la mano y la llevó al centro del ring, donde la luz del gimnasio se reflejaba en sus cuerpos sudorosos.
—La recompensa de la victoria— susurró Nikolay, mientras comenzaba a despojarla de sus prendas. Amaia lo miró con desafío, pero no se resistió cuando Nikolay comenzó a besarla nuevamente con pasión. Sus labios se movieron con intensidad, explorando cada