Capítulo XX. Mis vikingos

La diva despierta sintiendo el calor del vikingo que la acompaña, suspira y frota su rostro contra el costado de este que permanece dormido ignorante de su entorno, Eva se queda mirando su rostro, es sin duda un hombre hermoso.

         Hamit se mueve y ajusta más su agarre provocando que esta se ría, ya que ni dormido dejan de estar pegado a ella. También disfruta la sensación de calor que emana de su cuerpo, Eva al principio pensaba que estaban con fiebre hasta que recordó que los hombres lobos suelen tener una temperatura elevada.

         Nunca en su vida la diva imagino que leer fantasía le sería de gran ayuda, reconoce que vivirlo es mejor que leerlo y que el peligro que corre es bastante extremo, pero recordar que tiene dos vikingos que la cuidaran le trae mucha paz.

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