La Dama de la Nada: La Caída de Axius
La Dama de la Nada: La Caída de Axius
Por: Eliecer Centeno
Capítulo 1. Encuentro de Espías.

Un universo antiguo, que ha iniciado el camino hacia su muerte. Redfire, le decimos, la mayor parte de sus estrellas, gigantes rojas a punto de estallar, y de las que ya han muerto, lo que queda son nebulosas planetarias, reductos de antiguas estrellas.

Siempre me ha gustado este planeta en el que me encuentro hoy, Axius, cuna del imperio más poderoso del universo redfire, es curioso como a través de los ojos de muchos lo he visto nacer y dentro de poco me corresponderá verlo morir, 3 mil millones de años de evolución biológica y 3 mil millones más de civilización y en pocos días ni siquiera quedará su recuerdo en la vastedad de la existencia.

El objeto de mi presencia en este mundo es garantizar que ninguna de las civilizaciones de este universo acceda al poder de aprovechar el mar del caos. Ese mar es el fluido que rodea a cada universo, la matriz universal, varias dimensiones lo conforman pero no se puede existir en él, el tiempo fluye de maneras extrañas y peligrosas en ese fluido. El Guardián de esta región Universal, mi Maestro, detectó escenarios futuros donde el uso de esta energía termina rompiendo la estabilidad del fluido dimensional y destruye 1221 universos, este daño es inaceptable así que la orden del mando de los guardianes de la séptima puerta es detenerlos, y si es necesario acelerar la muerte del Redfire.

Es curioso, las cosas en las que una piensa sorbiendo un trago del alcohol más exquisito que provee este planeta, en uno de sus bares más sofisticados. Es muy especial y puro, proviene de un tipo de bacterias de rocas profundas, donde el planeta es más frio, perforan varios kilómetros de la superficie para construir galerías, extraer de las pocas bacterias de base de carbono que existen aquí y colocar destiladores. Es costoso y está reservado a la alta clase gobernante de Axius y para comerciantes interestelares. En ese momento lo ví, a el, el Aprendíz el aura de su presencia era como la de un dios, aunque indetectable, y su cuerpo fragíl, sus ojos verdes profundos, siempre me pareció bello, aunque fuera de otra especie.

Al acercarse a la barra y sentarse a mi lado me miró profundamente, cristalinos, puros, como esmeraldas pulidas en su rostro esbelto, así eran sus ojos.

- Dichosos los ojos que te contemplan, aprendiz.

- Hola Dama Sangrienta.

- Muy bien sabes que me disgusta ese apodo, y más cuando eres el primero que lo usó, Dama de la Sangre... ¿De dónde sacas los nombres?

- En mi planeta la sangre es el líquido que circula por los cuerpos de las especies de mayor desarrollo. Cuando te vi por primera vez y usaste ese ataque, ver a tus enemigos con sus fluidos desparramados por el suelo, no pude evitar referirme a ti de esa manera para conocer tu nombre.

- ¿Quién es la dama de la sangre? Le preguntaste a mi superior. Todos me dijeron así por mucho tiempo y mi reputación es cada vez peor a partir de ese momento, luego al dominar las técnicas más avanzadas del guardián, fui la Dama de la Nada, y mi nombre verdadero, un mero recuerdo perdido en el tiempo.

- Creo que es una buena reputación. La sicaria y asesina más temible y eficiente de varios universos. Yo recuerdo tu nombre, es persistente en mi memoria, Gise Ehle, es como un nombre de mi planeta, Giselle, cuando lo pronuncio me recuerda el nombre de alguien a quien quise mucho.

- ¿Supongo que alguna novia?

- No, mi madre.

- Ah, entiendo. ¿Sabes que es triste?

- ¿Qué lo es? A parte de que lo más probable es que desaparezcan miles de millones de civilizaciones.

- Tu presencia aquí, eso indica que no confían en nosotros.

- No es eso, aunque realmente mi tarea es garantizar que hagan su trabajo. El problema es el arma de la Generala de Imgram. Hace que los escenarios futuros sean cada vez más caóticos, sino se estabilizan, conoces el procedimiento.

- ¿Las puertas superiores no intervendrá? ¿Alguien con mayor percepción temporal? ¿Oráculos?

- Por una región tan efímera, 1221 universos no es algo por lo que enviarían a alguien así. Además, ¿me consideras tan poca cosa?

- No es eso, no entiendo tu naturaleza, los aprendices sólo responden a un guardián y en el caso de superarlo sólo se convierten en guardián o ascienden a las puertas intermedias, pero, ¿Qué sentido tiene entrenar con otros guardianes en el mismo nivel? Pasarás una eternidad en eso.

La conversación fue interrumpida por el mesonero que se acercó a preguntar si querían nuevamente otra bebida.

El mesonero, un Axiano apuesto, joven, en sus años de galantería, era conocido como ladrón de elixir, Tail Liug era su nombre de pila. Entre las jugosas propinas, y su salario en el prestigioso Bar el Mesón de la Candela, podía pagarse un apartamento en la zona más costosa de la Capital Imperial, tener romances con varias chicas de la alta jerarquía política y viajar algunas veces a los sistemas exteriores. Sin embargo esto no era suficiente para Tail.

Los Axianos se caracterizan por percibir sonidos desde varias partes de su cuerpo, al estar constituidos fundamentalmente de rocas y minerales. Las razas que provienen de los sectores más profundos del planeta generalmente poseen una constitución más metálica que mineral, y poseen sentidos más agudos. Este tipo de sujetos era normalmente reclutado para labores muy sofisticadas, como la música, el rescatismo y los más excepcionales eran incorporados a tareas de espionaje en los cuerpos de milicias y del ejército. Esto también era conocido en el imperio Imgram y eventualmente reclutaban Axianos para estar informados de los secretos del gobierno de Axius y los movimientos comerciales de los sistemas fronterizos entre ambos imperios. Tail tenía fama como poseedor de uno de los oídos más agudos de su raza. Apenas un año atrás, Tail hizo un viaje a un sistema exterior, y fue abordado por una agente de Imgram, le hizo una jugosa oferta, a cambio de mantenerla al tanto de cualquier novedad de las altas esferas del poder de Axius. Tail aceptó la oferta. Al llegar a la mesa:

- ¿Le puedo ofrecer a los extranjeros otro trago de Yucoc?, Dijo Tail.

- Claro. Dijo el hombre conocido como el aprendiz.

Tail se retiró al fondo del local, tras una puerta especial cerrada con candados, se encontraban las botellas del preciado líquido, refrigeradas a una temperatura cercana a la congelación del agua, pero ligeramente por encima, así el licor mantenía sus propiedades de olor y sabor. Tras cerrar la puerta envió un mensaje vía su biocomunicador implantado en su brazo izquierdo "voy a compilar información valiosa de los 2 comerciantes orgánicos, luego me comunico". Había firmado con aquello su sentencia de muerte.

En un planeta cuyos habitantes están conformados de rocas y metales, visitantes de origen orgánico son muy llamativos, suelen referirse a ellos como extranjeros o simplemente orgánicos, de forma despectiva, los consideran débiles y frágiles, incapaces de jugar o fraternizar con los habitantes de Axius, el consumo de Yucoc es una de las pocas cosas donde pueden encontrarse y compartir.

En joven mesonero llevaba algunos meses pasando información al imperio rival de Axius, sin embargo nada trascendental había ocurrido hasta ese momento, sólo intrigas comerciales, como apertura de alguna ruta comercial nueva, o la captura de algunos traficantes interplanetarios. En aquella ocasión al escuchar sobre la posible destrucción del universo, aquello le llamó poderosamente la atención, tal vez se tratara de terroristas o espías psíquicos que tenían información de alguna futura guerra, al sospechar eso Tail prestó mayor atención a la conversación de los extranjeros. Llevó la botella a la mesa y colocó en una especie de aro levitante, que la mantenía a la misma temperatura de la nevera.

- Gracias joven, le dijo la dama al colocar la botella.

- Si requieren alguna otra cosa, estaré a la orden. Hay platos compatibles con sus especies.

- Gracias Tail, dijo el aprendiz, sé que tienen un tipo de ostras de muy buen sabor en su menú.

- ¿Ostras? Dijo la dama.

- Si, así le dicen en mi planeta, la Tierra, sixis, son las de acá, crecen en las fosas, pero son más grandes y crujientes, me agradan. Tráiganos dos platos de sixis y con sus salsas recomendadas.

Al retirarse el mesonero, continuaron con la conversación.

- ¿Tail? ¿Desde cuando te refieres a los mortales por su nombre?

- He venido antes acá, conozco a todos los mesoneros, en pocos lugares de esta ciudad puedo comer a mi gusto. Además quería dar un mensaje.

En ese momento los ojos de la Dama Gise se abrieron más, como escudriñando en los pensamientos del aprendiz, y efectivamente así era, en ese momento su conversación fue con el pensamiento.

¿El nos escucha, verdad?...

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