Capítulo 2: Nuevo Plan

El calor en el cuerpo de ambos era insoportable y ahora se encontraban jadeando, tratando de luchar contra ese maldito afrodisiaco porque ninguno de los dos quería enlazar su vida con un desconocido.

Trataron de aguantar, pero al pasar unos 30 minutos, Lisandro ya no lo soporto.

- Ah… maldición – gimió Lisandro al sentir su cuerpo arder y doler, en eso alzo la cabeza y miro a ver a la chica que seguía en el suelo de rodillas, abrazándose a sí misma sin parar de mecerse y jadear - tch… - se quejó mientras se colocaba de pie y caminaba hasta llegar al lado de la castaña - ¿cómo te llamas?

- Eh… - Alexa miro a ver confundida a ese chico, no se suponía que estaba en una silla de ruedas, entonces ¿cómo podía…? - ¡ah…! - en eso una nueva oleada de calor invadió su cuerpo haciéndola temblar.

- Contesta rápido – le regaño Lisandro, al sentir que pronto igual perdería la cordura.

- A… Alexa…

- Yo soy Lisandro y espero no me odies por esto que voy a hacerte – indico apenado acortando la distancia entre ambos cuerpos.

- ¿Odiarte? ¿porq…? hmm… - las preguntas fueron detenidas y acalladas por los labios contrarios, los cuales ahora la besaban de forma demandante, mientras que en un movimiento rápido la alzaba y cargaba al estilo princesa para llevarla a la cama, sin dejar de besarla y empezando a acariciar su cuerpo por encima de sus ropas.

Lisandro se estaban dejando llevar por esa m*****a droga que habia en su cuerpo, así que en un rápido movimiento busco deshacerse de las ropas de ambos para empezar a poseer a esa mujer y así tratar de calmar el dolor que ya empezaba a sentir en su miembro.

Ignorando el extraño hecho que acababa de ocurrir con sus hijastros, cierto par de amigas rubias estaban celebrando a lo grande en un bar lejos de ese hotel barato.

- Un brindis amiga mía – dijo Sofia chocando su copa de vino con Julia.

- No hemos perdido el toque.

- ¿Que dices? nosotras somos dos hermosas jovencitas.

- Dirán viejas cuarentonas – dijo Celeste.

- Tch… - se quejaron ambas mirando mal a la joven.

- Hijo, porque no desapareces un rato con tu ramera preferida – menciono Sofia.

- Claro madre.

- Soy su novia, no ramera.

- Hija mejor lárgate o empezare a hablar – dijo Julia, donde Celeste solo hizo una mueca antes de tomar de la mano a Aaron e irse a otro lugar para celebrar por su cuenta.

- Dios que bueno que el mío es hombre – opino Sofia.

- Y que lo digas, al menos el tuyo solo te roba dinero para sus fiestas, Celeste a veces se atreve a robarse mis cosméticos exclusivos.

- Mejor así porque recuerdo a cierta golfa que robaba maquillaje de los centros comerciales para lucir hermosa.

- Uh que tiempos jajaja.

- Pero ahora estamos donde debimos estar desde el inicio.

- Oh si y ahora estaremos mucho mejor porque todo el plan salió perfecto – opino Julia.

- Al fin Javier ya no querrá tener en casa a su hijito.

- ¿En verdad crees que lo abandone?

- Con mi suerte no, pero como ahora está casado tal vez solo le ponga un departamento y ya, yo me encargare de que no le de dinero ni nada por el estilo.

- Que mala.

- Es que es insufrible y siempre fue un mocoso odioso, debió morirse junto a la pendeja de su madre en ese accidente.

- Ya Sofia, no te amargues – menciono Julia sirviéndole más vino – a mi si me sale todo perfecto, porque ahora que está casada toda la pensión del muerto es toda mía.

- Pensé que lo era.

- Tenia que fingir ante el juez porque el estúpido de Álvaro dejo una cláusula en su testamento para que le tocara dinero a las 3, pero ahora que ella está casada ya todo ese dinero es mío de forma legal – indico bebiendo un poco de vino – y con la ayuda de ese juez, metí unos papeles con una firma falsa donde ella renuncia a su parte de la empresa, así que solo es una muerta de hambre huérfana.

- ¿Y yo soy la cruel?

- Sabes el horror que fue soportarla y escucharla llorar cuando murió Álvaro y para mi desgracia en más de una ocasión trato de llamarme madre.

- Ya tranquila amiga, tu misma lo dijiste eso ya quedo atrás y toca celebrar – declaro feliz Sofia.

- Brindemos por nuestra tranquilidad y que al fin podremos respirar un aire de paz en nuestras casas – declaro feliz Julia alzando su copa de vino.

En eso un mesero llego y les entrego una nueva botella de vino.

- Es un regalo de parte de los caballeros de la barra – menciono al ver la cara de confusión de las rubias, ante eso las amigas miraron en la dirección que el mesero señalaba viendo a dos señores que les saludaban y guiñaban el ojo.

- ¿Aprovechamos? – pregunto Sofia.

- Zorra ¿y tu esposo? – pregunto divertida Julia.

- Está trabajando y yo estoy solita - le contesto divertida mientras ambas se colocaban de pie para ir con esos hombres para pasar un buen rato y seguir celebrando su triunfo.

A la mañana siguiente Lisandro despertó con un fuerte dolor de cabeza, provocando que empezara a murmurar miles de maldiciones mientras se sentaba en la orilla de la cama, en eso se percató de su desnudez y al mirar a la izquierda noto a una joven castaña desnuda, la cual parecía a ver dormido a su lado.

Esa visión hizo que el pelinegro se levantara de golpe confundido, provocando que esa acción hiciera que sus recuerdos del día anterior regresaran de golpe a su memoria.

- Tch… - se quejó y en ese momento se odiaba a sí mismo, habia caído en el juego de su madrastra y ahora parecía que habia ganado – soy un idiota – menciono frotando su frente, tras eso solo dejo escapar un suspiro acercándose a cubrir la desnudes de la castaña y taparse la propia.

Ahora tenía un gran problema porque Sofia ya habia conseguido lo que quería y era obvio que ya no podría regresar a su casa, en eso miro el documento que estaba sobre la mesa, donde frunció el ceño al ver que si era un maldito documento legal.

- Pero esto no se quedará así – dijo para si mientras se giraba para ir al baño para bañarse y quitarse ese aroma a sexo e igual necesitaba mojar su cabeza con agua fría para tratar de refrescarse y pensar muy bien que haría ahora, porque además de todos sus problemas ahora estaba su “esposa” y debía saber si era una víctima o lo que vio en la ceremonia fue un teatro y era una pieza más de Sofia para joderle la vida.

Al salir busco ponerse una bata y empezar a revisar la habitación notando varias maletas en el armario, al examinarlas vio que en el interior estaban las ropas y todas las cosas de él y solo habia una maleta con las cosas de ella… eso significaba que a ambos los habían desahuciado y ahora estaban por su cuenta.

Trato de calmar su ira, porque ya habia aguantado mucho y solo debía esperar un poco más para revelar la verdad, al rebuscar en sus cosas sonrió al ver que solo echaron sus cosas sin saber que eran y con cuidado saco su laptop, sentándose en la mesa y empezando a revisar algunas cosas.

Lisandro era un joven que fingía ser paralitico y ciego, porque entendió que de esa forma podía descubrir la verdad de lo que ocurrió ya que él estaba convencido que ese accidente donde su madre murió y el quedo así, fue provocado. Tardo en buscar la verdad y logro descubrir que todo fue culpa de Sofia, pero el problema es que ella tenía tan idiotizado a su padre, por lo que no le iba a creer, así que primero busco curarse por su cuenta con ayuda de un amigo y prepararse para revelar la verdad.

Justo cuando ya lo tenía todo preparado ocurrió eso… ante eso dejo escapar un suspiro mientras apagaba su portátil, ahora debía volver a planear todo y debía preguntarse qué hacía con ella.

Estaba preocupado por lo que ocurrió ayer… no sabía si estar casado era algo bueno o malo, pero debía averiguarlo rápidamente ya que su padre habia caído en un punto sin retorno en las mentiras de esa mujer… esa m*****a mujer que se atrevió a metérsele por los ojos con tal y obtener su dinero para vivir una vida de lujos.

Lo peor es que ese par de ladrones eran unos actores profesionales ya que madre e hijo eran unos hipócritas, porque a los ojos de su padre y del mundo entero ellos eran amables, buenos y rectos, pero cuando su padre les daba la espalda o estaban solos demostraban su verdadera personalidad. Por eso mismo busco jamás revelar que ya se habia curado, deseaba seguir recolectando evidencias en su contra para cuando todo estallara.

- Hm…

- … - Lisandro alzo la mirada y vio que la chica estaba por despertar, así que guardo las cosas para regresar a su papel ya que tenía que ser cauteloso y primero averiguar quién era su nueva esposa, de ahí buscaría seguir con su plan o modificarlo.

Por su parte Alexa empezaba a abrir los ojos sintiéndose mareada y con un fuerte dolor de cabeza.

- Ah… que… - empezo a quejarse ella.

- Buenos días – escucho que alguien le hablaba – oh más bien, tardes.

- Eh… yo… ¡ah! – grito Alexa sonrojándose de golpe al verse desnuda y notar que habia un chico sentado cerca de ella, en eso los recuerdos del día anterior llegaron a su cabeza, pero en eso se miraba confundida ya que tal vez esa droga le hizo imagina que él se habia parado y la miraba – am… yo…

- Tranquila es normal que no recuerdes, creo que fue muy potente esa droga que nos dieron.

- … - Alexa hizo una mueca recordando eso – creo que sí, tienes razón y… am tú, ¿cómo te llamas?

- Lisandro… Lisandro Rider.

- ¿Eh? ¿Rider, eres algo de Aaron?

- ¿Conoces a Aaron? – pregunto Lisandro molestándose.

- Estudia con mi hermanastra.

- Ah…

- … - Alexa noto el cambio drástico de personalidad de Lisandro cuando menciono a Aaron y ahora se notaba la tensión en el ambiente – am… si, am… bueno…

- Ve a bañarte y luego hablamos, porque debemos definir algunas reglas – le ordeno Lisandro.

- … - ella solo hizo una mueca, tal parece que solo habia cambiado de verdugo.

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