La Chica Marginada Del CEO Paralítico
La Chica Marginada Del CEO Paralítico
Por: Mel Polanco
Capítulo 1: Boda Forzada

Era un hermoso día: el sol brillaba y el viento soplaba de forma suave creando una agradable brisa.

Era el momento ideal para celebrar una boda.

Justo en esos momentos.

Alexa Wayne

Una joven está encerrada en una habitación de hotel y en su rostro no reflejaba la emoción ni la alegría de una mujer que estaba por decir el sí frente al altar.

Era hermosa: poseía una cabellera lacia larga de color castaño claro, tenía unos hermosos ojos de color azul y su tonalidad de piel era clara.

Pero todo eso era opacado por su atuendo de novia el cual consistía en un vestido sencillo de noche de tela de algodón y sin mangas.

En sus manos había un ramo de flores velo de novia con solo una rosa roja en el centro, el velo de novia solo era un trozo de encaje mal cortado y sus pies eran cubiertos por unos tenis desgastados de color blanco.

Adicional a ese triste atuendo se ponía ver los moretones que tenía en sus brazos y piernas ocasionados por sus innumerables caídas y golpes que sufría a manos de su madrastra Julia y su hermanastra Celeste, quienes la tenían como sirvienta de su propia casa.

- Oye, pregunta mi madre si ¿ya estás lista? – en eso escucho que le llamaban mientras se abría la puerta de la habitación dando paso a su hermanastra de Celeste.

Era una joven rubia de buen cuerpo, exuberante figura, ojos de color azul y su piel era de una tonalidad muy clara; justo en esos instantes ella lucía un hermoso y costoso vestido de satín color rojo, el cual se ajustaba a su cuerpo y resaltaba su figura, junto con unos finos tacones de diseñador de color negros con tiras.

- Yo… yo la verdad no creo que… - empezo a decir de forma insegura la castaña.

- Ash… - se quejó la rubia girando los ojos - ¡mamá, la idiota esta, ya se está arrepintiendo! – grito mientras daba media vuelta para salir de esa habitación y alejarse de ese lugar lo más rápido posible.

- … - Alexa apretó con fuerza sus puños… odiaba que ese par se refiriera a ella de esa forma y aun no entendía porque la trataban de esa forma, en eso escucho como un par de tacones resonaban por el pasillo del lugar.

- Dios ¿qué pasa? ¿cuál es el problema ahora? – justo en eso ingreso a la habitación otra mujer ¿joven?, la cual era la madrastra de nombre Julia, quien lucía como la clásica mujer rubia de cabello largo que le cubría toda la espalda, el cual era lacio, poseía una envidiable figura con curvas bien definidas y unos pechos muy grandes, sus ojos eran de color verdes y su piel de tonalidad clara; justo en esos momentos ella igual lucía un lujoso y costoso vestido de diseñador de color negro con tacones con pedrería – ¿de qué te estas quejando ahora?, ¿ah? m*****a ingrata.

- Julia…

- Señora Julia para ti – le corrigió la mujer.

- … - Alexa solo desvió la mirada – perdón señora Julia…

- Mucho mejor, ahora ¿qué te pasa? – pregunto fastidiada.

- Es que… yo no creo que esto sea lo correcto, debe de haber otra forma…

- Una boda siempre es lo correcto – le interrumpió - además recuerda que con esta unión nos apoyaras muchísimo, ya que con esta unión tu marido nos ayudara a arreglar el pobre de dinero que estamos pasando – indico afligida – y tu no quieres que acabemos en la calle como pordioseras ¿o sí?

- Pero yo…

- Entonces así son las cosas y cuando más te necesito NO me ayudaras, yo que te he dado mucho, te abrí mis brazos y te brinde mi amor cuando tu padre nos abandonó por culpa de esa enfermedad – indico Julia buscando sonar afligida – además esta es tu boda especial porque logre que ese chico Aaron, el cual amas en secreto sea el hombre con el que te casaras – menciono buscando tapar su rostro con sus manos fingiendo seguir llorando - ¿en serio, vas a dejar al heredero de los Rider plantado en el altar?

- En… en verdad ¿me casare con él? – pregunto Alexa dejando notar la duda e ilusión en su tono de voz.

- Claro que sí – menciono la mujer descubriendo su rostro, el cual no tenía rastro alguno de que hubiera llorado - el personalmente me suplico que hiciera este matrimonio arreglado para que ustedes sean felices y no te dijo nada porque deseaba sorprenderte.

- Bueno si deseo casarme con él, pero… - Alexa hizo una mueca tocando el vestido que llevaba puesto.

- Oh ya entendí… ahora vas a criticar el vestido que te mandé a hacer con tanto amor y cariño para este día.

- … - Alexa sol hizo una mueca al escuchar esa queja - no…

- En ese caso cambia esa cara, ya que en unos minutos te volverás la mujer más feliz y dichosa de todo el mundo porque te casaras con tu amado príncipe azul y de paso nos ayudaras para que no nos quedemos en la calle.

- Está bien – declaro la castaña resignándose.

- Ah ya se, ven y tomate un poco de agua para que así te relajes un poco – menciono Julia tomando la jarra con agua que habia en la habitación – además no creo que quieras que él te vea así toda angustiada ya que podrías asustarlo y arruinar su primer encuentro.

Alexa aun sentía que algo estaba mal, pero busco calmarse y olvidar todas las alertas en su cabeza que le decían que no le creyera y se bebió el agua de un trago para buscar calmarse para empezar a seguir a su madrastra e ir juntas al salón donde se celebraría la boda.

Mientras eso pasaba en una limusina negra llegaba a la entrada de ese hotel, la cual llegaba a la familia Rider o al menos a la mayoría, ya que ese día el jefe de la familia estaba en un viaje fuera del país, debido a unos asuntos importantes de su empresa… algo que obviamente estaba aprovechando la actual señora de la casa.

En el interior de ese vehículo se encontraba Lisandro Rider, un joven adulto de unos 24 años, el cual lamentablemente estaba atado a una silla de ruedas debido a un fatídico accidente que sufrió en su infancia, el cual también le arrebato su vista; aunque el vivir sentado no impedía que el tuviera un cuerpo ligeramente fornido, su cabello era corto y de color azabache, poseía unos ojos de color verdes, los cuales la mayoría del tiempo estaban cerrados ya que en ese accidente igual perdió la vista y la tonalidad de piel era muy clara debido a que casi no salía de su casa.

- ¿Que me diste? – se quejó Lisandro, quien fue atacado por su amable hermanastro después de beber un poco de jugo que una sirvienta le llevo, ya que esa bebida aturdió todos sus sentidos de forma drástica, donde solo pudo sentir como fue cambiado de ropas y regresado a su silla para amarrar sus manos y así no pudiera mover sus brazos en lo que “eso” hacia efecto.

- Tranquilo hermano nadie te dio nada, solo es tu cuerpo defectuoso que ya quiere morirse y largarse de este mundo – menciono divertido su hermanastro llamado Aaron, quien era un joven alto, tenía un cabello corto y rizado de color negro, era de compleción delgada, poseía unos ojos de color marrón y tenía una tonalidad de piel clara.

- … - Lisandro frunció el ceño al escucharlo, los odiaba… odiaba a toda su familia: a su madrastra y hermanastros por ser unos hipócritas manipuladores y a su padre lo odiaba por lo mismo, porque fue alguien débil y se dejó enredar por esa mujerzuela y traicionando así a su madre. Lamentablemente esa zorra era intocable porque a los ojos de su padre era la esposa perfecta y la mejor madre del mundo, la cual consiguió que todos odien al ciego paralitico y lo consideraran una escoria problemática.

- Llegamos señora – se escuchó que les decía el chofer, al mismo tiempo que el vehículo se detenía por completo.

- Al fin – opino la madrastra de Lisandro, el nombre de “esa” era Sofia, la cual era una mujer rubia de cabello largo y ligeramente ondulado, poseía una piel muy suave y tersa de tonalidad clara, sus ojos eran de color chocolate, los cuales combinaban a la perfección con su hermosa y perfecta figura, la cual era mantenida gracias a las costosas cirugías y tratamientos estéticos a los que se sometía.

- Hora del show – opino con burla Aaron.

- Se bueno mi amor y bájalo – pidió Sofia mientras ella bajaba con elegancia del vehículo.

- Claro madre – le contesto su hijo, quien sin nada de cuidado pateo la silla para que saliera del interior del auto, la cual de milagro no se volcó al entrar en contacto con la acera.

- … - Lisandro estaba furioso al mismo tiempo que se maldecía porque se habia descuidado, ya que ellos siempre hacían algo así, pero le preocupaba no saber que estaban tramando o a donde lo habían llevado.

Sofia se notaba muy feliz, ya que todo estaba saliendo de acuerdo a su plan y esto sería el clavo final en el ataúd de su gran dolor de cabeza, porque ella odiaba a su hijastro y con su astucia e ingenio logro hacer que su esposo odiara a ese niño en vez de sobreprotegerlo y ahora con lo que estaba por pasar rompería por completo el lazo entre ellos y así por fin respirar paz ya que la fortuna de la familia Rider sería para su adorable hijo y no la compartiría con nadie.

Mientras avanzaban por los pasillos de ese lugar, madre e hijo intercambiaron una mirada divertida, a la vez que Aaron empujaba la silla del ciego.

De esta forma llegaron a una habitación especial, donde se podía apreciar una zona donde estaba un juez con una mesa y del otro lado era una habitación normal de hotel con su cama y demás cosas.

Sofia estaba feliz de haber logrado “convencer” al juez para casar a su hijastro en contra de su voluntad, donde todo quedaba de forma legal solo con su huella digital.

- ¿Estamos listos? – pregunto el juez.

- ¿Listos para qué? – pregunto molesto Lisandro.

En eso se escuchó unos pasos acercarse a la habitación.

- Ya vienen – dijo Celeste, quien avanzo con elegancia y lentitud hasta llegar a los brazos de su amado novio para besarlo en la boca, ya que ella y Aaron llevaban tiempo juntos.

- Ash… dejen eso para después y pónganse en posición porque necesito esa evidencia – les ordeno Sofia para que ellos se escondieran y así esa niña no los viera.

Justo en esos momentos apareció Julia seguida de Alexa quien seguía insegura

- Bueno llegamos, anda entra – le ordeno Julia abriendo la puerta.

- … - Alexa avanzo un poco, pero al mirar al interior del lugar noto que la persona que le estaba esperando junto al juez no era Aaron, de hecho, no sabía quién era ese chico que estaba sentado y amarrado en una silla de ruedas – esto…

- Ah… si perdón por decírtelo hasta ahora, pero qué crees – hablo Julia dejando notar la diversión en su voz – Aaron me dijo que le dabas asco y que prefería a una verdadera mujer para casarse.

- Que…

- Pero descuida ese de ahí es su reemplazo perfecto – menciono empujándola – así no desperdiciamos la boda y las cosas que te tuve que comprar.

- Entonces yo no me casare – dijo buscando poner fuerza para que Julia dejara de empujarla.

- TU te casaras con ese chico porque de lo contrario sufrirás mi ira – le grito clavándole sus uñas postizas en sus brazos - además agradece que alguien quiere casarse con una muerta de hambre arrimada como tú.

- Eso no es verdad – menciono buscando liberarse del agarre.

- Entiéndelo solo un ciego paralitico querría a algo como tú de esposa, así que se agradecida con la vida – menciono empujándola hasta llegar con el juez.

- ¿Es ella? – pregunto aburrido el juez.

- No, suéltenme no quiero – grito Alexa y en eso vio que Aaron estaba parado junto al chico de ruedas y Celeste a su lado.

- Con sus huellas digitales bastara – menciono el juez.

- ¡Noo! – gritaron ambos novios, sintiendo como a la fuerza colocaban sus huellas digitales en ese papel, seguido de un ligero pinchazo en sus brazos.

- Con esto ahora los declaro marido y mujer y fin – indico el juez entregándole el acta de matrimonio a Sofia.

- Gracias, ahora le tomamos una foto a esto y se la enviamos a mi lindo Javier y… listo – indico con burla - Lisandro que niño malo eres, te has casado a espaldas de tu padre – dijo dejando el acta de matrimonio sobre la mesa - creo que con esto ahora si te pedirá que nunca más te aparezcas por la casa, aunque no creo que puedas llegar por tu propio pie jajajaja.

- Tu… ah… - se empezo a quejar Lisandro sintiendo como era desamarrado, pero no podía moverse porque empezaba a sentirse mareado y muy acalorado.

Alexa habia caído de rodillas al suelo, al mismo tiempo que jadeaba sintiéndose rara y preguntándose porque le hacían todo eso.

- Bueno dejemos a los novios disfrutar de su luna de miel – indicó con burla Julia.

- Aunque dudo que pueda cumplirle jajaja – se burló Sofia.

Después de esas burlas todos se retiraron dejando a los novios drogados solos y encerrados en la habitación, ya que debían asegurarse de que una u otra forma se consumara el matrimonio para así asegurarse que ellos se casaron y no importaba si al día siguiente se divorciaban, ellas ya habían ganado: se deshicieron de ellos.

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