Capítulo 3: Conociéndonos

Tras salir del baño, Alexa vio que en el armario estaba una maleta con sus cosas, lo que indicaba que era oficial y ese par la habían echado de la casa con una nota que decía: JAMAS TE ATREVAS A REGRESAR O LO LAMENTARAS.

Después de arrugar esa nota y tirarle lejos, ella se visto y salió del armario para encontrarse con Lisandro, quien seguía en la misma posición de hacer rato.

- Ya estoy, perdón por tardar – dijo buscando sentarse en la orilla de la cama para verlo de frente.

- … - Lisandro no le contesto.

- Disculpa la pregunta, pero tú ¿en verdad…?

- Si, soy paralitico y ciego – le contesto de forma seca – ¿por qué? ¿tienes algún problema con eso?

- No… solo lo preguntaba – menciono Alexa, ya que en sus vagos recuerdos de la noche anterior lo veía de otra forma.

- Bueno ya sacié tu curiosidad – hablo de forma sarcástica - ¿alguna otra pregunta obvia?

- … - Alexa solo hizo una mueca ante la forma en como le hablo.

- En ese caso podemos empezar a hablar de los términos y reglas de habrá en esta relación.

- Am…sobre eso…

- Bueno si quieres podemos ir a divorciarnos y cada quien por su lado.

- …

- Ah es verdad, ambos nos quedamos sin hogar ¿verdad?

- Si…

- ¿Entonces?

- Esta bien, dime ¿cuáles son los términos?

- Por ahora no tendremos ningún contacto físico y nos dividiremos los gastos en partes iguales – declaro serio.

- Me parecen términos razonables – menciono feliz Alexa, ya que habia pensando en que vivirá una situacion similar a la que tenía con el par de rubias.

- Si no tienes molestia por trabajar un poco, conozco un lugar para que vivamos.

- Me gusta la idea.

- Otra cosa, ten cuidado de no molestarme.

- Tendré cuidado.

- Bien, entonces vámonos de aquí – le ordeno - en el camino me dices tus habilidades y aptitudes.

Alexa solo dejo escapar un suspiro, todo indicaba que tal vez vivirá una situacion algo similar a la que vivía con ellas, pero buscaría que todo funcionará y fuera diferente, porque al menos tendría un poco más de libertad.

Ella busco tomar las maletas y guardo el acta de matrimonio en su maleta, tras acomodar todo noto que Lisandro le esperaba para que lo empujara, de forma lenta ambos salieron de ese lugar para ir por un taxi, donde el chofer ayudo con las maletas.

- ¿A dónde? – pregunto el chofer.

- Llévanos aquí - indico Lisandro pasándole un papel a Alexa, para que ella leyera la dirección.

De esta forma el taxi se puso en marcha y al pasar unos 15 minutos llegaron a su destino, el cual resulto ser una casa que en apariencia estaba abandonada ya que el jardín se notaba muy descuidado y le faltaba algo de pintura al exterior.

- Págale – ordeno Lisandro dejándose ayudar a bajar por el chofer.

- … - Alexa solo hizo una mueca y pago el viaje, agradeciendo que al menos ellas no le robaron el dinero que tenía escondido en su maleta – oye ¿dónde estamos?

- Es la antigua casa de mi madre – dijo Lisandro buscando avanzar.

- Espera – pidió Alexa al ver que estaba por golpearse con la reja, pero noto que él tenía unas llaves en su mano, las cuales tomo para abrir la reja y la puerta de la entrada para que el pelinegro pudiera pasar, mientras ella regresaba por las maletas y así ingresar a la casa – pero… - al ingresar se asombró del gran contraste con el lugar ya que este se miraba muy moderno y bien cuidado.

- No voy a darte explicaciones de este sitio, lo único importante es que este será nuestro hogar a partir de ahora – indico Lizandro – mi habitación será la de la derecha y la otra es tuya.

- ¿Eh? ah, si… está bien – menciono la castaña entrando a la habitación de él.

- Oye que te dije...

- Lo sé, tu espacio, solo estoy metiendo tus maletas – explico ella – ¿quieres que te ayude a acomodar?

- …

- Lo tomare como un si – menciono ella.

- Si sabes que no es necesario – dijo escuchando como ella acomodaba las cosas.

- Descuida no me pesa y sirve para seguir hablando contigo.

- ¿De qué quieres hablar?

- Ya entendí que no preguntare por la casa porque no creo que sea de tu madre – opino ella - pero como nos dividiremos los gastos.

- A la mitad, obviamente y así como entendiste no preguntarme por la casa, no me preguntes por el dinero y confórmate con saber que tendrás mi parte cada que lleguen las facturas para que las pagues puntual.

- … - Alexa sonrió ante es, al menos eso significaba que podría tener algo de su dinero para ahorrar o gastar en ella misma - supongo que mi paga por el lugar será cocinar, limpiar y lavar.

- Entendiste rápido, pero tampoco seré un tirano y cuando puedas limpias porque imagino trabajas - opino Lisandro – así que harás tu trabajo como ama de casa.

- Gracias – menciono ella agradecida, donde Lisandro solo hizo una mueca y arqueo la ceja.

- Bueno ya acabé, porque veo que estas maletas tienen cosas personales tuyas y estas sé que tú las querrás guardar – indico saliendo del armario – bueno iré a revisar la cocina.

- Te escuchas muy feliz.

- Es que esta es una casa pequeña y el mantenimiento será fácil – dijo emocionada – al fin tendré tiempo para mí.

- … - el pelinegro arqueo la ceja ante eso, respondió tan rápido y tan natural ¿acaso ella…?

- Lisandro.

- ¿Que pasa Alexa?

- Hehe estabas perdido en tus pensamientos, te estaba llamando.

- Eso parece ¿que necesitas?

- Te quería decir, si quieres que te acomode en la terraza, vi que esta techada y ahí puedes estar tomando aire en lo que voy a comprar algunas cosas de limpieza y comida o… ¿quieres venir conmigo?

- Te acompaño e igual busca los recibos de los servicios para pagarlos.

- Claro, solo tomo mi cartera – indico ella pasando a buscar su bolso, el cual se miraba muy viejo y algo roto, lo cual era útil cuando deseaba esconder dinero porque ni Celeste ni Julia tocaban algo viejo y roto.

- … - Lisandro noto eso y al examinar las ropas de ella se miraban muy viejas y desgastadas, pero no opino nada ya que se supone no podía ver.

Al estar listos salieron de la casa empezando a andar para explorar el vecindario en busca de alguna tienda de abarrotes o un supermercado.

En su andar pasaron a hacer los pagos de servicios para reestablecer la luz, agua y gas en la casa; estaban disfrutando de una agradable caminata silenciosa hasta que…

- Oh dios, pero miren ¿qué tenemos aquí? – en eso Alexa miro que Celeste se estaba acercando a ellos en compañía de sus amigas de siempre.

- … - Alexa solo hizo una mueca y busco ignorarla.

- Je… ¿acaso tu esposo el ciego ya te dejo muda de tanto cogerte? – pregunto con burla la rubia haciendo que las dos chicas que estaban a su lado rieran.

- En realidad, solo no tengo ganas de hablar contigo – contesto Alexa frunciendo el ceño.

- Joo veo que ahora que estas casada te crees la gran cosa, pero ahora mismo te bajo de esa nube y te regreso a tu realidad – menciono Celeste buscando sujetarla con fuerza, haciendo que ella se quejara mientras la empujaba para luego ver a Lisandro, quien seguía en su silla sin moverse – y tu ciego, veamos si eres tan odioso como dice mi Aaron – indico acercándose para buscar tocarlo y mover su silla de forma brusca.

- … - Lisandro estaba tentado a buscar moverse ya que reconocía a esa loca: era la tipa que a veces iba a su casa para revolcarse con Aaron.

Justo cuando estaba por moverse para darle una lección a esa mujer y mandar al diablo su fachada de minusválido, vio algo que le asombro.

Alexa noto que Celeste empezo a molestar al pelinegro, por lo que no lo dudo y algo en su interior le hizo sacar fuerza y coraje para sujetar a su hermanastra de sus finos y hermosos cabellos dorados, para así alejarla.

- ¡AH! ¿qué haces m*****a? ¡suéltame!

- Eso te pregunto a ti ¿qué crees que haces molestando a una persona que no puede defenderse? - indico ella sin dejar de sujetar los cabellos de la rubia.

Eso asombro a Lisandro, ya que ella estaba demostrando tener una gran fortaleza y coraje en esos momentos, lo que le indicaba que Alexa era muy similar a él y en su momento se reprimió sus propios impulsos porque era necesario. Todo indicaba que tal vez Alexa podría ser una aliada en su causa, aunque igual podía notar que ella ocultaba más cosas y con el tiempo sabría qué tan confiable es.

Justo en eso Alexa jalo con tanta fuerza que aventó al suelo a la rubia haciendo que se golpeara su rostro contra el duro concreto de la acera.

- Tch… ¿cómo te atreves? – gritó furiosa mientras notaba que esa caída le hizo una ligera herida en su perfecta barbilla.

- Me atrevo porque quiero ¿por qué? ¿vas a hacer algo al respecto? – le contesto Alexa, dejando salir todo el odio y rencor reprimido que llevaba guardando – adivino vas a ir a llorar con tu mami, anda hazlo ya no les tengo miedo.

- ¡Tú…! tal vez te estas creyendo mucho porque tienes a un supuesto hombre a tu lado, pero esa cosa ni a medio hombre llega – declaro con arrogancia.

- … - Lisandro frunció el ceño ante esa declaración y ahora tenía unas enormes ganas de meterle un golpe en la cara a esa mujer.

- Te equivocas en algo, ahora me creo por el simple hecho de que ni tú ni la vieja de Julia me controlan, ya soy libre de ustedes – menciono Alexa sonriendo de lado – me creo porque ya no tengo que ver tu m*****a y horrible cara nunca más o es que tus amigas y novios ¿te han visto sin maquillaje?

- … - Celeste frunció el ceño y temblaba de la ira que sentía en esos momentos.

- Je... así que es de esas mujeres – menciono Lisandro con burla – en ese caso agradezco estar ciego, porque de verla volvería ser ciego.

- Puff… jajajaja - Alexa dejo escapar una risa por ese comentario siendo imitada por las “amigas” de Celeste.

- … - Celeste estaba rechinando los dientes del coraje y al escuchar que muchos empezaban a murmurar y señalarla, por lo que busco colocarse de pie haciendo un berrinche.

- ¡Disfruta de esto, porque a la próxima que te vea me las pagaras! - grito alejándose rápidamente de ese lugar.

- ¡Jaja anda fea: corre! – indico Alexa – ah… dios… que bien se siente.

- ¿Te habías reprimido por mucho? – opino Lisandro.

- Bastante… pero ahora que me echaron no es necesario callar mi opinión.

- Totalmente de acuerdo – opino divertido Lisandro.

- Bueno retomemos nuestras compras, para que cenemos temprano.

Lisandro sonrió y asintió, dejándose guiar por la castaña, ya que podía notar que ahora ella se miraba más relajada y tranquila.

“Tal vez… tal vez si pueda considerarte una aliada” – pensó Lisandro dejando que ella lo siguiera llevando por el mercado, para comprar algo de comida, cosas para la casa y él apoyaba tomando las bolsas de compras.

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