Capítulo cuarenta y siete
Felicidad.
Esa simple palabra define todo mi estado de ánimo justo ahora.
¿Por qué?
Porque por fin puedo decir que esto va a acabar, además lo hará de una buena forma. Con mi pelirrojo en la manada.
Con él junto a mí.
Doy un gran suspiro antes de adentrarnos en el campo de batalla donde lobos y vampiros pelean. Al fin puedo decir que tengo las dos cosas que quería desde un principio.
Ser inmortal, pero sobre todo, encontrar a mi otro yo.
—Niña linda —me llama y presto atención a su mandato —somos un equipo, —aprieta mi mano —si tú caes, yo caigo; si yo caigo, tú caes; pero siempre juntos.
Asiento —siempre juntos.
Voltea hacia