65 - Augusto está molesto.
Un heredero le daría la oportunidad de volver a tener el poder, pero el no deseaba un hijo, porque solo él quería ser el dueño de todo. Sin embargo, eso no se lo diría a su progenitor, porque las cosas cambiarían drásticamente, y no deseaba perder lo que acababa de conseguir.
— Un heredero…, suena interesante, padre — respondió, observándolo fijamente —. ¿Cómo supiste que Valentina esperaba un hijo mío?
— Te he vigilado desde que saliste de mi protección. Lo que hiciste con Mondragón en la plaza, fue lo más estúpido, pero debo admitir que me has sorprendido — comentó —. Ahora debemos ver la forma de limpiar tu nombre.
— Es lo que más me interesa, padre — responde, con su peculiar voz cantarina —. Muero por volver al trabajo.
— Volverás, hijo. Lo harás una vez solucionemos tus problemas, pero conoces la condición. Solo debes cumplirla.
Augusto asintió seguro, aunque ciertamente, no haría caso a eso. Su obsesión hacia Keila era demasiado fuerte y enferma, que no sería posible dejarlo de