66 - Cristhian me es infiel.
De allí, volvió a la empresa, encontrándose con un esposo eufórico, quien la recibió con un abrazo, para después alejarse, y fruncir el ceño.
— ¿Te has vuelto loca? — gritó de repente, pero Keila no se inmutó.
Estaba cansada de vivir asustada, y sabía, que Enzo hacía eso, solo por los nervios que le había generado su ausencia, acompañado del miedo a que le sucediera algo.
— Fui a beber café en una cafetería, como lo hace una persona normal — respondió, adentrándose a su cubículo.
— Hay un hombre obsesionado contigo, allí afuera.
— Lo sé — respondió, volviendo a encender el computador en pausa.
— ¿Lo sabes? Entonces, ¿por qué sales sin avisar?
— Ya te lo dije, cariño — dijo, dejando de hacer su trabajo, y mirándolo a él —. Ser libre.
— No es la forma — manifestó el hombre —. Estaba preocupado, asustado, desesperado. Si ese hombre aparecía.
— Lo hizo — confesó.
Enzo no podía creer la forma tan tranquila que él lo decía, es como si, ya no le importara lo que pudiera hacerle. La