19 - Me gustas, Keila.
Enzo conducía a una velocidad que sobrepasaba los límites, y Keila, estaba que temía perder su vida. Si estaba molesto, podrían hablarlo, pero no por eso, debía querer matarla.
— ¿Puedes bajar la velocidad? — dijo ella, con los ojos cerrados, y sosteniendo su cinturón de seguridad con fuerza.
— ¿Quién era? — preguntó.
Cuando Enzo descubrió donde se encontraba su asistente, no dudó en ir a buscarla, para que le rinda explicaciones de su huida; sin embargo, cuando vio que el hombre lo estaba abrazando, se contuvo de ingresar dentro del restaurante a apartar sus asquerosas manos de ella.
Ese sentimiento se apoderaba de él, tuvo que usar una fuerza sobrehumano, para contenerse y armar una escena; pues era consciente que no tenía derecho.
Ha sido claro con ella respecto a sus intenciones, y, aun así, ella se negaba a aceptarlo. Y ahora, estaba abrazada a otro hombre, que no era él.
— ¿Quién? — consultó consternada.
— El hombre que te estaba abrazando — Keila giró la cabeza, como un fantasm