《Anashia》
La semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos. Llevé a mi madre al hospital para que empezara su tratamiento. Había muchas personas y el médico me pidió que esperara unas semanas para que me llamara.
—Doctor, pero mi madre no puede seguir esperando. Necesita comenzar su tratamiento ahora mismo — mencioné, al borde de la desesperación. ¿Cómo podían dejar atrás a mi madre? Era injusto.
—Entiendo su preocupación, señorita, pero no puedo hacer nada más. Podría considerar llevarla a un hospital privado si desea agilizar el proceso y la intervención quirúrgica.
Traté de respirar tranquilamente y buscar una solución. Sentía cómo los días pasaban y mi madre seguía debilitándose.
—Debo obtener una orden médica; la llevaré a otro hospital —digo decidida.
—Espero que comprenda. Tenemos muchos pacientes con casos similares que han estado esperando semanas, incluso meses, para ser tratados.
Asentí, observando a mi alrededor. El médico tenía razón. No era culpa suya. Me entregó unos