Capítulo 38
Cecilia se encierra en el baño. Suspira con miedo, con el pecho agitado, mientras sus manos tiemblan sin control. No puede creer que esto esté ocurriendo y justo hoy, el día de su boda.
Si pierde al bebé, lo perderá todo. Con desesperación, coloca varios paños en su entrepierna, tratando de contener el sangrado. Su mente esta angustiada.
Se mira al espejo: su rostro pálido demuestra su estado de salud. Retoca el maquillaje con prisa, borrando las huellas del sangrado. Suspira una vez más y, al salir, coloca una sonrisa forzada fingiendo alegría.
Baja las escaleras con el corazón latiendo rápidamente. Matthew la espera. Su figura es la de un Alfa derrotado, resignado, un lobo que asume una carga más que un destino.
Cecilia lo besa en los labios, intentando aferrarse a algo que ya no le pertenece. Juntos se acercan al consejo de ancianos. Solo quieren terminar con todo.
A kilómetros de ahí, Amelia llega a la manada. Su cabeza late con un dolor punzante, su cuerpo tiembla a