Mundo ficciónIniciar sesiónKariane apretaba las sábanas con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. Su respiración salía en jadeos entrecortados, su cuerpo temblaba, y el calor que sentía no tenía nada que ver con su don de fuego.
Era puro deseo.
Teo llevaba varios minutos torturándola, su boca trabajando entre sus piernas con una lentitud deliberada que la estaba volviendo loca.
—Mírame —ordenó, su voz ronca de deseo.
Kariane intentó obedecer, pero apenas podía mantener los ojos abiertos. Cuando finalmente lo miró, vio esos ojos oscuros clavados en ella con una intensidad feroz.
Teo pasó su lengua por su centro nuevamente, saboreándola como si fuera su comida favorita.
—Teo, por favor... —suplicó ella, sus caderas moviéndose involuntaria







