Peter, como todo un caballero, le jaló la silla para que se sentara. Había un aire de confianza y grandeza en él, como si estuviera en la cima del mundo.
—Tenía dudas de ponerme este vestido que me enviaste a última hora —, le confesó Isa, bajando la minúscula falda del vestido.
—No debes dudar cua