LA DESVALORIZACIÓN DE LA MUJER GRIEGA

Los niños estaban nerviosos, pues no podían salir al estar lloviendo y a Clara ya se le habían acabado las ideas, por lo que pidió a su amado si le podía ayudar.

—Niños, ¿queréis ver otro capítulo de la serie de ayer? —preguntó él mostrando el DVD a los niños.

—Sííííííí, síííííí —dijeron los niños saltando y gritando.

Roberto, así lo hizo y se sentó junto a su mujer en el sofá pasando su brazo por detrás de su cabeza, ella se apoyó en su hombro y, estuvieron viendo, junto con los niños, el capítulo sobre Grecia.

—Ver la serie me ha dado una idea, voy a escribir el siguiente capítulo basado en nuestro viaje a Grecia y lo que nos enseñaron —anunció.

—Me parece fenomenal, escribe un poco mientras están tranquilos porque luego nos va a poder.

Así lo hizo y empezó a escribir el capítulo de su libro.

«Es nuestra luna de miel y estamos en Grecia, un país que los dos queríamos conocer y una civilización que a mí me fascina, la antigua Grecia es la cuna de la civilización occidental, es el lugar

de nacimiento de la democracia, la filosofía occidental, los Juegos Olímpicos, la literatura, el estudio de la historia, la política y los principios más importantes de las matemáticas y la ciencia. Por eso me ha gustado siempre estudiarla.

Nos alojamos en un hotel de Atenas con vistas a la Acrópolis y el Partenón, las joyas de la ciudad y que son fiel reflejo de la riqueza cultural de la antigua Grecia. Es una ciudad moderna y movimentada, embellecida por sus majestuosos y sugerentes monumentos, de sus museos arqueológicos, que están entre los más importantes del mundo y de sus alegres plazas con las tabernas típicas.

Tras acomodarnos en la habitación, Clara se toma un baño y yo me tiendo en la cama y me quedo dormido. Tengo un sueño un poco extraño.

“Soy una niña y estoy en una estancia sola vestida con una de las túnicas de la antigua Grecia. De vez en cuando me visita mi madre y me dice que la perdone y que no puede hacer nada más que darme la comida y cuidarme. Entra un señor alto y con frondosa barba, es mi padre y me dice que soy su propiedad y haré lo que él quiera.

—No soy posesión de nadie, soy libre y haré lo que yo desee —digo.

—Harás lo que yo quiera hasta que te cases con el hombre que elija para ti y entonces él deberá responsabilizarse de ti y me libraré de ti —indica.

Sigo protestando y para que me calle me tumba en el suelo, deja al descubierto mi pequeña espalda y me empieza a azotar con una cuerda trenzada hasta que caigo desfallecida.

Eso es así porque soy hija única y no tengo derecho a heredar, pero mi padre debe dejarme sus posesiones. Eso lo sé, porque mientras mi madre me cura las heridas, me explica lo siguiente: ‘Hija mía, la hija «epíclera» es la única descendiente de su padre; ya que este no tiene ni hermanos, ni descendientes de ellos susceptibles de heredar. Según la ley ateniense, no puede heredar, pero está “atada a la herencia”.

En consecuencia, debe esposarse con su pariente más próximo; a través de ella, los bienes familiares pasan a su marido, luego a sus hijos, los nietos del difunto... Eso es lo que te pasa a ti, siento no haberte podido dar un hermano’.

—No te preocupes, mamá, si ese es mi destino tendré que

aguantarme —indicó todavía dolorida, dando un abrazo a mi madre”.

En ese momento, mi mujer me despierta con un beso, la tiro del brazo, lo que hace que caiga sobre mí y le doy un beso y un abrazo.

—Amor, estaba teniendo un sueño extraño donde era una niña hija única y que era posesión de mi padre —le cuento a mi mujer.

—Cariño, eso en Grecia era normal, menos mal que ahora no es así —me explica.

—¿Te apetece que visitemos la Acrópolis, mientras, antes de que anochezca, cariño?

—Vale, precioso, vámonos.

Cuando nos arreglamos, salimos y vamos caminando, pues nuestro destino está muy cerca del hotel que hemos elegido. La Acrópolis de Atenas puede considerarse la más representativa de las acrópolis griegas. La acrópolis era, literalmente, la ciudad alta.

Estaba presente en la mayoría de las ciudades griegas, con una doble función: Defensiva y como sede de los principales lugares de culto.

La de Atenas está situada sobre una cima, que se alza 156 metros sobre el nivel de mar.

Históricamente, la plataforma de la Acrópolis estaba rodeada por una muralla construida por los pelasgos que sustituyó otra anterior más primitiva. En su interior, se han hallado evidencias dela presencia de un palacio perteneciente a la época micénica. Una gran parte de los edificios arquitectónicos, que forman la Acrópolis, se edificaron durante la época de Pericles (499 a. C.-429 a. C.), tras la destrucción de los edificios anteriores provocada por las tropas persas de Jerjes I.

Tras hacernos algunas fotos, volvemos al hotel, para cenar y acostarnos».

En ese momento, los niños interrumpen a su padre y le dicen que quieren jugar a los maestros. Después de jugar, pidieron un par de pizzas y, mientras llegaban, Clara y Roberto, pusieron el pijama a los niños.

Cuando llegaron las pizzas, pusieron una película familiar y la vieron todos juntos, mientras cenaban.

Al término de la película, se dispuso a acabar el capítulo.

«Cuando me quedo dormido, vuelvo a tener otro sueño.

“Me estoy preparando para casarme, con un hombre mucho mayor que yo y que es un primo segundo de mi padre.

Antes de vestirme para la ceremonia, mi madre y mis tías me duchan y me ponen una túnica color blanco que me llega hasta los pies y una corona de flores silvestres en la cabeza. Me perfuman y me entregan a mi progenitor para que me entregue al novio, tras unir nuestras manos, nos bendice un sacerdote y nos regalan una figura de la diosa de la fertilidad.

Tras el banquete, debo ir a la habitación de mi marido y tener relaciones sexuales, aunque en ese momento no me apetece, estoy casada delante de los más ancianos del lugar y siento vergüenza.

Lo que siento por dentro es que soy una simple mercancía a la que pueden observar y mi marido y mi padre consienten. Escucho el llanto de mi madre y, en ese momento, cierro los ojos, pues no quiero que mi marido me vea llorar.

Cuando tiene suficiente, me deja sola y desnuda en la habitación, me tapo con el vestido y lloro desconsoladamente”.

Me despierta el servicio de habitaciones llamando a la puerta, para servirnos el desayuno. Después, vamos a visitar El Monte Atho, que es un centro espiritual ortodoxo que ocupa la península más oriental de la región Calcídica y está habitado por 1500 monjes aproximadamente. La entrada a la zona, que comprende veinte monasterios de diferentes estilos arquitectónicos y de gran importancia, está sujeta a restricciones especiales por parte de los monjes, que la consideran una tierra sagrada.

Después, la isla de Creta, es la más grande de las islas griegas y la más meridional de Europa. Creta es la patria de la mitología: La leyenda dice que Zeus nació en la isla y que uno de sus hijos, Minos, el rey minoico del espléndido palacio de Cnosos, tenía al Minotauro encerrado en un laberinto. Además, del palacio de Cnosos, existen muchos yacimientos arqueológicos importantes y de gran valor, repartidos por la isla, como el palacio de Festos, el de Gortina y el Agia Triada.

También, vamos a una playa, donde tomamos una típica comida de la zona antes de regresar a Atenas.

Mientras, mi mujer se ha ido a dar un masaje, yo me quedo meditando y vuelvo a tener uno de esos sueños.

“He tenido una niña y estoy embarazada otra vez, me dedico a mi casa y al cuidado de los niños. Mi vida es un infierno ya que mi marido ha comprado una esclava para que le satisfaga sexualmente y le acompañe a los sitios donde yo no puedo, me quiero morir, pero debo aguantar por mis hijos, son lo único que me hacen feliz.

Me siento un ser inferior, un objeto que mi marido posee para lo que quiera, pero lo peor de todo es que tengo que aguantar los cuernos y complacer a mi marido.

Este periplo por la historia está siendo un horror, estoy sintiendo cosas horribles y, en ese momento, me desvanezco para desaparecer”.

Mi mujer, todavía no ha vuelto del masaje, por lo que me da tiempo para esparcir unos pétalos de rosas y perfumar la habitación con perfume de los dioses.

Cuando lo ve, me abraza, me da un millón de besos y acabamos haciendo el amor dos veces esa noche.

Al día siguiente, compramos los últimos recuerdos, tenemos una cena romántica y pasamos la noche viendo las estrellas.

Ya ha acabado la luna de miel y amaré a mi mujer más aún, pues no quiero que se sienta como yo me he sentido en mis sueños, espero que, en mis siguientes viajes por la historia, me sienta mejor. Espero que mi aventura por la antigua Roma, sea mejor que este».

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