Alec
Aria entra en la oficina después de unos cuantos minutos, pues ha acomodado sus cosas sobre el escritorio. Aquella espera me vuelve loco, pero resisto todo lo que puedo. No voy a tardar en hacerle saber cuán molesto estoy por sus equivocaciones recién iniciada la mañana; la mañana del día en qu