—Conoces a tu esposo, sabes que tiene un carácter terrible.
Los ojos de Julissa relucen como gemas, está disfrutando esto más de lo que debería. Y ya sé lo que vendrá a continuación.
—Se llenó de rabia, después de todo lo que él había hecho por Julieta, ella terminó traicionando su confianza de la peor manera posible.
Cierro los ojos y me trago lo que me provoca escuchar esto, al mismo tiempo, me siento apenada y avergonzada a partes iguales; apenada porque estoy escuchando algo que no debería, y avergonzada por haber creído que todo empezaba y concluía en un romance juvenil.
—Todos los que estuvieron ese día en Cianí aseguran que el príncipe perdió la cabeza, que enloqueció de ira y rabia. A gritos echó a la calle a los empleados y chicos nobles, mientras tanto, a sus pies, una pobre Julieta se deshacía en disculpas entre llantos descontrolados y sollozos.
Muy en el fondo de mi pecho, noto como algo comienza a fragmentarse, a cambiar. No sabía que conocer la verdad sería tan dolo