Me pasé la mano por la parte superior del pelo. Necesitaba un lavado, pero el Alfa me había dejado muy claro que si intentaba bañarme sin él, las cosas no me saldrían bien. Bañarme con su ayuda me parecía horrible, así que simplemente me hice un moño y me puse desodorante a diario.

No era ideal, pero muy pocas cosas en mi vida habían sido ideales.

Se producirían conversaciones incómodas si no me quedara ninguna de las prendas que aparentemente había salido a comprar. Tendría que aguantarme.

Al menos me había comprado ropa. Era más de lo que esperaba de él, y era un detalle muy dulce. Pensé que tendría que rogarle o discutir para que me llevara de compras.

La ropa que no le sentaba bien era mucho mejor que los calzoncillos tipo bóxer que nunca había usado y las camisetas transparentes.

Mi teléfono sonó en la mesita de noche y volví a él. Al ver el nombre y la cara de mi hermano en la pantalla, me lo llevé al oído inmediatamente. Había dado respuestas breves y anodinas a todas las pregu