EN SUS MANOS

Madison James

Mi padre casi nunca habla con nosotras desde que sale abiertamente con su asistente, no es que antes hubiese sido fiel al matrimonio con mi madre, si no que con esta mujer fue diferente.

Desde que esa chica apareció en su vida, su familia dejo de ser la prioridad, que nos citará para hablar es algo inesperado, el tema a tratar deber ser de mucha importancia, pienso impaciente viendo el reloj en la pared.

Ante el mundo somos la familia perfecta, pero en realidad nuestra realidad está lejos de ser perfecta.

Tocan a la puerta y me levanto del sofá, estoy nerviosa  no comprendo la razón, Jane una de las chicas del personal de servicio abre la puerta, estoy precisamente viendo hacia allá, cuando la mirada de una de las personas que entre se conecta con la mía, revolviéndome el estomago inmediatamente.

Carlos me mira fijamente y yo aparto la mirada y pregunto— ¿Qué hacen ustedes aquí?—

—Madison no sea grosera, imagino que tu padre los invito.— Me dice mi madre, saliendo a recibir a su primogénita y a su yerno de besos y abrazos, tengo ganas de salir corriendo de aquí, el no deja de verme sin disimulo, ¡es un descarado!

—Hermanita, te he extrañado tanto, deberías olvidar el pasado para que seamos las mismas de antes.— Me dice mi hermana.

Recuerdo la nota en la  bolsa de mis compras e inmediatamente le respondo como se merece—Miley uno cosecha lo que siembra.—

—No seas rencorosa eso paso hace mucho, deberías ir a un gimnasio, para ponerte bonita y consigas un esposo igual de lindo que el mío.— Me dice gorda la muy m*****a, aprieto el control del televisor que tengo en la mano con fuerza excesiva, conteniendo las ganas de tenerla así ¡pero por el cuello!.

—¿No tienen idea de lo que nos va a decir mi suegro?.— Cuestiona Carlos quitándose el abrigo, para que vea su cuerpo atlético y marcado solo con una camisa de vestir blanca, yo miro en cualquier dirección menos hacia él, creí que podía soportar cruzar unas palabras con ello, pero no es así, no puedo hacerlo de ninguna manera.

Así que subo sin siquiera despedirme de nadie.—Madison ¿Dónde crees que vas?.— Pregunta mi madre.

—Me llamas cuando venga papá por favor .— Expreso como si la presencia de esas dos personas no fuese un puñal que se clava en el centro de mi corazón

—Huye como la cobarde que eres.— Me reta Miley y en ese momento llevada por un impulso cometo un error…Me devuelvo, y me paro delante de ella tan cerca que casi nos rozamos, la miro con todo el odio del que soy capaz directo a los ojos, y ella tiembla ligeramente.

—No huyo por cobardía, huyo para no lastimarte como te mereces hermanita..— Le digo con voy tan pausada hablando entre dientes para no gritar.

—¡Estas demente! Debes superarlo de una vez, el me prefirió a mí, se acerco a ti solo para llegar a mí.—  Expresa con descaro, me  rio de forma escandalosa,

—.No me busques, porque me vas a encontrar.— Advierto y ella me ve como si no fuese capaz de hacer nada, no me conoce, no tiene idea lo mala persona que puedo llegar a ser.

—Por dios ¿crees que te tengo miedo?— Se continua burlando.

—Sería lo más prudente.— Advierto entre diente.

—Nunca quise lastimarte, eres muy importante para mí,.— Abre la boca Carlos y siento que se me revuelve el estomago, me asquea que me hable.

Lo ignoro por completo  y doy media vuelta para subir las escaleras a mi habitación, mi hermana me detiene tomándome del brazo, literalmente veo rojo, no puedo contenerme y le doy una cachetada que le voltea la cara, ella no se esperaba mi reacción, jamás le di un golpe ni siquiera cuando la encontré en la cama con él, ella me llamo para que yo llegara y acabar con mis ilusiones de una vez por todas, tenían seis meses acostándose, y yo como una estúpida planificando mi boda.

—¡Salvaje!.— Lloriquea y mi mamá corre hasta ella para abrazarla y consolarla, su actitud me asquea.

—¿Te has vuelto loca?.— Pregunta mi madre, viéndome como si no me reconociera, el monstruo dentro de mí, quiere salir, estoy llena de resentimiento hacia Miley ella no tiene idea con quien se metió.

—¡No debió tocarme con sus asquerosas manos!, desde el día que decidió traicionarme con este, los dos están muertos para mi.—Ella siempre fue así, si yo tenía un juguete ella lo quería, si tenía un vestido ella lo quería, y mis  padres siempre le permitieron quedarse con lo que me pertenecía…

—¡Hija por Dios!, no puedo creer que le hicieras esto a tu hermana ¡que te expreses así de ella!.— Explota indignada mi madre y yo ruedo los ojos, siempre la justifica a ella , ¡estoy harta!.

—Ella debe apartase de mi camino, porque esto es nada comparado con lo que voy a hacerle si ella se atreve a volver a tocarme.— Amenazo, ¡estoy furiosa, en otro lugar más publico debo disimular y contenerme, para no perder la compostura ante la sociedad, pero aquí me mostrare de una vez por todas tal cual soy.

—Son hermanas debes perdonarla.— Me dice mi madre abrazando a mi hermana que lloriquea como una magdalena, Carlos luce estático, sin saber que decir.

—¡Yo no tengo ninguna hermana! ¡Y mucho menos le debo nada a nadie!— Exclamo harta de que  mi madre intente reconciliarme con ella, por primera vez la opinión de mi madre no me importa,

En ese momento entra mi padre por la puerta con los hombros hundidos su actitud me llama la atención, me pone alerta.

—Henry, Madison golpeo a Miley habla con esa niña que esta insoportable.— Chismea mi madre a modo de saludo a mi padre, yo lo veo esperando que me regañe como siempre por ella.

—Sé ahora lo que duele que te quiten algo que consideras tuyo, la entiendo.—  Explica papá, ninguno esperábamos esta respuesta, inmediatamente Miley dejo de llorar, dejando el teatro que tenia atrás, me quedo como una piedra ¡Estática por su respuesta!

—¿Qué sucede?¿Cómo puedes decir esas cosas?,— Critica, mi madre impresionada.

—Pasa que a partir de hoy, soy solo un empleado en mi propia empresa, El nuevo dueño, se encargo de quebrar mi empresa estoy en sus manos, es hacer lo que él quiera, cuando él quiera, no tenemos dinero.

—Eso es mentira, dime que es mentira.— Le dice mi madre dramática, yo debo sentarme porque imperio del que antes renegaba no existe, es contradictorio, lo que siento, toda la vida me sentí atada a ese lugar, pero no puedo alegrarme de que deje de existir.

—Gracias a Dios Carlos puede ayudarte verdad mi amor?.— Pregunta mi hermana a su esposo que niega, ante la mirada atónita de todos.

—Carlos, eres mi esposo ¡tienes que ayudarme!.— Chilla Miley.

—El dinero es de mis padres, tal vez algún día herede, pero tengo otros hermanos, nena no tengo los recursos para ayudar a tus padres.—Le responde Carlos

—¡No te puedes negar!.— Le grita ella colérica.

—Lo siento mucho.— Responde bajando la cabeza, como si de un perro regañado se tratase, mientras mi hermana mayor esta roja de la furia.

—Necesito hablar con Madison en privado.—Ordena mi padre, con semblante sombrío, caminando en silencio hacia la oficina que tiene dentro de la casa, todos nos quedamos de piedra, yo me señalo a mí misma , sin comprender ese llamado por completo.

—¿Qué esperas Madison?.— Cuestiona sin voltear, en ese momento me apresuro a seguirlo hasta alcanzarlos, el momento en que entro a la oficina el cierra la puerta y le pasa el seguro.

—Eres la última esperanza que tengo..— Expresa serio, no entiendo absolutamente nada.

—¿A qué te refieres?.— Pregunto tomando asiento frente a él.

—El dice que su misericordia, será del tamaño de tu compromiso.—Me dice entregándome un fajo grande de papeles.

¿Qué es todo esto?.— Cuestiono antes de leer.

— Rio Li, te envía un contrato en el que te comprometes a hacer lo que él diga durante tres años, bajo la promesa de devolvernos mi impero.

—¿Por qué haría eso?¿Acaso está loco?, no voy a hacer nada, quien sebe que clase de estupideces piense el viejo ese.— Respondo altiva

—Es nuestra única salida.—  Responde, sirviéndose un trago de whisky

—No papá, no conocemos sus intenciones, yo trabajo no les faltará nada.— Ofrezco, lo más razonable.

—¿No entiendes acaso la magnitud de lo que acaba de pasarnos?, ¡ni siquiera esta casa  es nuestra!..— Me hace dar un salto en la silla del susto, nunca lo había visto Grita alterado.

—Lo siento, pero esa no es opción para mí, no voy a ser el juguete de ningún millonario.—

—Lee el contrato, el no quiere llevarte a la cama.— Demanda papá, colocando sus manos en mis hombros, haciéndome sentir muy incómoda, tengo ahorros de dos años de mi sueldo como doctora, pero estoy segura que mi madre se gasta eso en un solo mes.

—¿Qué puede querer de mi entonces?.— Pregunto, sin comprender nada.

—¡Que lo obedezcas!.— Exclama.

—No es buena idea.— Respondo

—No tenemos otra salida, o me ayudas o te olvidas que tienes padre para siempre.—

—¿Por qué, no le pides lo mismo a Miley, porque soy siempre el cordero de sacrificio?.— Me quejo negándome a colaborarle

—No lo sé, el pidió que fueses tú.—

—Me niego rotundamente, hoy mismo comienzo a buscar una casa pequeña para acomodarnos.— Respondo me levanto y salgo seria, en el pasillo mi hermana espera ansiosa, por supuesto que salgo sin dirigirle la palabra clara en lo que quiero.

—busco en internet desde mi celular, el nombre de Rio Li, y aparecen como mil personas que llevan ese nombre, no se a quien buscar es como, buscar una aguja en un pajar.

Salgo de casa alterada no puedo seguir allí, enciendo mi auto y conduzco un par de cuadras de la nada dos auto me interceptan por delante cerrándome el paso, mi corazón late frenético, tengo miedo.

Trato de manejar en reversa y una camioneta me cierra el paso, abro la puerta del auto asustada y con las manos en alto.

—No me hagan daño.— Les ruego a los hombre que bajan del auto y me rodean.

—Uno de los hombres lleva una caja grande en las manos—El señor Li le envía esto debe colocárselo, la espera en el Magestic a las seis de la tarde en la suite presidencial, sea puntual..— Informa, todos dan media vuelta y se van como vinieron dejando mi cabeza llena de preguntas… Que nunca tendrán respuesta porque no pienso ir a ningún lado, a mí nadie me manipula.

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