CAPITULO 4

CAPITULO 4

Kenia estaba tan feliz con la idea de poder ser delgada, quería que su esposo la quisiera aún mas, pues no le quedaba duda del amor de Mariano.

— Te quiero tal y como eres, no lo hagas por mi, solo por tu y tu salud — Mariano quería que ella fuera feliz, el físico era lo de menos.

Sus palabras fueron un elixir en su corazón, pero las palabras Paulina le hicieron dudar

— Él te dice eso, porque te quiere, pero obviamente cualquier hombre estaré encantado de tener una mujer más estética, solamente dale la sorpresa de tu cambio — Paulina y Hernán estaban esperando ansiosos que la muchacha empezara a tomarse aquel elixir.

Pasan los días

Mariano y Kenia se sienten completamente atraídos y él en realidad ha descubierto que la ama con todas las fuerzas ese de su corazón, mientras que ella sigue tomando aquel elixir que le regaló su suegra.

Sin embargo no se ha sentido para nada bien, empezando por qué cada mañana amanece con vómitos y náuseas, además del mareo incesante dentro de su cabeza.

Hernan les comunica a todos, que en la noche se llevará a cabo el cóctel, más importante de su empresa.

Según les cuenta, vendrán todos los socios de la compañía y los inversores, por lo que desea que la noche sea perfecta y que todos vistan de gala.

Kenia se pone algo nerviosa porque no tiene la ropa adecuada, en el fondo de su corazón quisiera tener un cuerpo como el de su cuñada para poder exhibir un hermoso vestido.

Mariano decides comprarle un hermoso vestido talla plus, de una diseñadora que conoció y considera que puede ser de todo el agrado de su esposa.

—¡Gracias!— exclama ella con los ojos abiertos, en el fondo de su corazón lo único que quiere es estar al lado de su esposo en esa noche y que se sienta orgulloso de ella.

La adquisición de que el vestido tan hermoso se vuelve un tema, bastante repudiable para Paulina y Alejandra, las dos mujeres no quieren que la gordita esté en el evento.

Al llegar la noche, Alejandra aprovecha que Kenia está tomando una ducha, y decide entrar a la habitación para romper el vestido.

Cuando Kenia se lo coloca se da cuenta de lo que sucedió, obviamente no puede acompañar a su esposo que ya se encuentra con los demás invitados en la planta de abajo.

Piensa en ese momento, que quizás fue ella al ponérselo quien lo rompió, como puede decide agarrar aguja e hilo para intentar arreglar un poco el desastre que cree su cuerpo ocasionó.

En ese momento, Luisa llega a la recepción algo que logra una gran incomodidad en Mariano.

—¿Qué es lo que estás haciendo? Sabes perfectamente que no eres bienvenida — Mariano la toma del brazo y se la lleva a una parte alejada para que no sea vista.

— Mariano, Yo sé que tenemos que estar alejados mientras estás casado con la gorda, pero tenía que verte y quería aprovechar la situación para tener un momento a solas — Luisa lo toma del cuello e intenta besarlo.

Mariano en ese momento la esquiva

— Lo mejor es que te vayas — él toma un gran respiro porque no sabe cómo afrontar esta situación.

—¿Porque me estás diciendo esto? Quiero que me aclares qué es lo que está pasando, desde hace varios días no contestas mis llamadas — Luisa sabía que su relación con Mariano se estaba fracturando.

— Nada, solamente que quiero respetar a Kenia, ante los ojos de todos ella es mi esposa — Mariano quería utilizar esta excusa pues aún no se atrevía a decir en voz alta lo que sentía.

— No puede ser ¿Te estás enamorando de la gorda?— Luisa se dio cuenta por el tono que tenía Mariano en su voz, que era evidente que algo estaba sucediendo dentro de su corazón.

— Se llama Kenia, y te pido que la respetes porque no voy a permitir que le hables de esa manera — Mariano abrió los ojos completamente enfadado y de cierta manera dándole la razón de lo que estaba sucediendo.

Luisa le dio un fuerte empujón al sentirse humillada, se suponía que Maríano le quitaría todo el dinero a la mujer y que los dos volverían a ser la pareja feliz.

El lo único que hizo fue tomar una copa de whisky, mientras uno de los invitados se acercaba algo agresivo en su tono de hablar.

—¿Quién es usted?— preguntó Mariano funcionando el ceño pues lo conocía pero no sabía exactamente de a dónde.

— Soy Rafael, uno de los abogados que protege los intereses de Kenia, o más bien protegia porque usted ahora es quien maneja el dinero — Rafael sentía que había una mala vibra en Mariano.

—¿Qué es exactamente lo que quiere?— Mariano arrugó un poco su cara, al darse cuenta de la poca cordialidad del hombre.

— Solo quería advertirle que no voy a permitir que deje en la calle a Kenia, eso es todo — Rafael se alejó con una enorme sonrisa en su rostro.

Esto puso mucho más nervioso a Mariano, no quería perder a Kenia por un chisme que podía empezar a circular, y que lo mejor para poder atenuar la situación era decirle a la verdad.

Kenia bajó con el vestido remendado pero se veía preciosa, Mariano se acercó y le ofreció una copa de vino mientras la lucía delante de todos con orgullo.

No le interesaba que no fuera tan hermosa como sus anteriores novias, para él era la mujer perfecta.

El padre llamó a Mariano para que subiera a la tarima principal, quería saludar a los invitados pero le hizo un gesto para que Kenia se quedara en la planta baja.

Rafael decidió acercarse a ella y le dio un suave beso en la mano.

— No sabía que iba a venir a esta reunión, me alegro mucho que se encuentre aquí — Kenia se sentía como la princesa de un cuento feliz.

— Quiero que sepa que puede contar conmigo para lo que necesite — Rafael de nuevo Le entregó su tarjeta, Kenia había bajado una cartera sin nada ni siquiera su celular y decidió guardarla allí.

Se acercó para pedir un bocadillo y en ese momento empezaría a desatarse uno de los peores momentos de su vida.

Luisa se acercó con toda la prepotencia del mundo y la jaló del brazo para sacarla de allí.

— Déjeme en paz, la verdad es que no sé qué hace aquí, usted ya no es la novia de mi esposo y le pido respeto con mi presencia — era la primera vez en su vida que Kenia tenía la valentía de enfrentarse a su bully.

— Te llenas la boca gordita, diciendo que Mariano es tu esposo, pero creo que no te has dado cuenta que solamente eres su cheque en blanco — Luisa tenía una gran sonrisa en su rostro.

Mariano que se dio cuenta desde la tarima lo que estaba sucediendo salió corriendo detrás de las dos mujeres, sabía que Luisa estaba muy lastimada y que podía cometer una imprudencia.

— Vete, Luisa tú no eres bienvenida en mi casa, ya te lo repeti — Mariano intentaba que Kenia regresará a la fiesta y olvidara las palabras de Luisa.

—¿Porque me está diciendo todo eso? Mariano necesito que me expliques, ¿Porque Luisa me dice que soy tu cheque en blanco?— Kenia sentía que su garganta se derritia.

— Está loca, solo quiere separarlo y no lo podemos permitir — Mariano no era capaz de confesar lo que estaba pasando en su cabeza y en su vida antes de enamorarse.

Luisa con total crueldad y sobre todo si mismo sacó su celular y colocó la grabación que le hizo clandestinamente a Mariano cuando estaban planeando lo que harían.

Kenia no tenía duda que era la voz de Mariano la que le decía a Luisa, que cuando se quedara con el dinero por petición de su padre después se casaría con ella.

—¿Es mentira lo que sucedió?— Luisa abre los ojos mientras mira a Mariano con una sonrisa en su boca, sabe que con esto lo perdió pero por lo menos no se lo va a quedar Kenia.

— Déjame explicarte, sí es verdad que en un inicio las cosas fueron por interés, pero ahora te amo con todas las fuerzas de mi corazón — Mariano La tomó de las manos y la miró a los ojos.

Kenia en ese momento le dio una fuerte cachetada y decidió salir corriendo de aquel lugar, todo era una mentira, todo era una burla.

Sentía que todo lo que había construido solamente era un sueño que se estaba desvaneciendo, sus ojos estaban empañados por las lágrimas.

Corrió lo más que pudo, pero en ese momento sintió un fuerte mareo, y empezó a perder la visión, un automóvil que iba a gran velocidad no pudo esquivar a la mujer cuando fue atropellada.

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