~Alex~
La puerta se abre y me quedo viendo a Analía, trae un vestido rojo hasta su muslo y su cabello suelto. La herida de su clavícula ha mejorado mucho, pensé que iba a ser peor, pero su recuperación fue rápida.
—¿Sabes que me molesta que entren a mi oficina sin tocar?
Le digo, no presta atención y se sienta en mi silla.
—¿También sabes que no me gusta que se sienten en mi silla?
Se cruza de brazos con una sonrisa, no presta atención a nada de lo que le digo.
—Quiero entrar al negocio.
Me dice llena de seguridad y sin una gota de duda en su mirada.
—Ya trabajas para mí.
Me hago el loco, sé perfectamente de qué está hablando.
—No hablo de la empresa, Alex, y lo sabes. Quiero entrar al negocio de las drogas contigo, tengo dinero, posición social y soy bonita. Nadie podría dudar de mí.
—¿De qué hablas? Estás mal de la cabeza.
Me sirvo un trago, estoy por tomármelo y me lo quita.
—No te hagas el estúpido, los dos sabemos a qué te dedicas. La mentira de empresario exitoso te la puede