~Analía~
El fuerte toque en la puerta me hace abrir los ojos sintiendo cómo la luz del sol me molesta, no espero visitas, y, sinceramente, el dolor de cabeza que tengo es demasiado fuerte, debe ser por todo el alcohol que consumí en la discoteca. Me descontrolé tanto que terminé besándome con los hermanos Morris, no me arrepiento, hace mucho tiempo no lo había pasado tan bien, aunque ahora me estoy muriendo con el dolor de cabeza.
—¡Carajo!
Mascullo, al tropezarme con mis botas que están tiradas en la mitad. Miro mi reflejo unos segundos en el espejo, tengo cara de gente que ha tomado una semana, se nota que no estoy acostumbrada.
Abro la puerta encontrándome de frente con Tomás que se ve demasiado enojado, me hace a un lado y entra a mi departamento, ignorando que he querido saludarlo. Sus golpes todavía se ven recién, me alegra verlo mucho mejor que antes.
—¿Me explicas cómo carajos es que te fuiste te fiesta con Manuel Morris y Alex? ¡Mierda, Analía, son nuestros enemigos! ¿Puedes