Ella asintió. Él continuó:
—Las cosas no iban a suceder de ese modo. Si nosotros le dimos alguna sospecha a Tarsis o a la propia Mireya de habernos dado cuenta de una trampa, no era tan relevante para ellos, porque la situación en la que está ese imbécil es la de una soga al cuello. Pienso, de hech