—Debo ir al baño, cariño, ¿sí te aguantarás?
Él la cortó con su risa.
—Tú, Mireya querida, puedes hacer lo que quieras, ¿no es así? —ironizó, riendo un poco más—. Vete al jodido baño, yo debo hacer un par de llamadas porque de aquí no salimos en varios días y quiero a Mateo con nosotros. Si no me