—Fue Carol —interrumpió el abogado, asintiendo para afirmar ese gran dato que acaba de lanzar.
—¿Qué? —Pilar casi queda sin palabras—. ¿Su esposa le...?
George carraspeó con su garganta.
—No es su esposa, Pilar, lo sabes, ¿verdad? Solo han firmado un concubinato.
Ella arrugó su rostro, aún sor