(Tiempos actuales).
Ya empezaba el frío en esos principios de septiembre, la brisa atacaba los ondulados y suaves cabellos castaños de Mireya, sentada en una banca de cemento y hierro frente a un hermoso claro de grama con vista al mar negro.
Usando un abrigo marrón oscuro, jean y botas, mantenía