Esa Mañana Marco llamó a Dante temprano para que le enviara a cinco hombres nuevos, que le urgían. Cuando los hombres llegaron los dejó esperando afuera una media hora. Después llamó a la secretaria y le dijo que fuera a su oficina. Le dio cinco papelitos doblados y le dijo que cada uno tomara uno y después se colocaran en ese orden en la puerta de su oficina.
Salió a los 20 minutos y mandó pasar al primero.
El hombre entró y siguió de largo sentándose frente al escritorio de Marco.
Marco se quedó en la puerta y sonriendo le dijo:
–Tú, ¿de veras quieres ser mi guardaespaldas?
–Sí, para eso vine –le contestó el hombre.
–Pu