—Tras ello me dediqué a investigar sobre el Marqués —afirmó mientras recorría los senderos boscosos con sus dos nuevos aliados— y parece que el Marqués ya desde hace muchos años solía recolectar muchachas jóvenes entre sus vasallos, pero nadie sabe qué les hace, sólo que nunca se les vuelve a ver.
—¿Y esto no ha provocado la ira popular? —preguntó Aisha molesta.
—Usualmente secuestra gitanas, judías, moriscas o mendigas. Mujeres que no le importan a las autoridades, cuidándose de nunca tocar una mujer cristiana, mucho menos de la nobleza.
—Bueno —adujo Omar— habrá que ponerle fin a la maldad del Marqués.
Pero algo les interrumpiría en su misión. Súbitamente tres cuerdas brotaron de entre los arbustos que los franqueaban terminadas en un lazo y los