Kiara estaba muy débil su recuperación era muy lenta no recordaba nada de su pasado, solo conocía a Andy Santos Rodríguez.
Quien la visitaba a diario llegó el día que le dieron el alta.
— ¿Lista para ir a casa?
— Si, por supuesto que sí, solo es que no recuerdo. — Respondió una Kiara dudosa.
— ¿Donde es casa ? — Responde Andy y comprendió que no podía dejarla sola, todo aquel tiempo nadie llegó en busca de.
— ¿Recuerdas cuál es tu nombre? Preguntó Andy algo dudoso.
— No, no recuerdo nada, es como si no existiera nada antes de despertar.
— Pues entonces te llamaré Soledad ¿Te gusta? — Dijo mirando la sonriente.
— La verdad, ¿no es muy triste ese nombre? Deseo saber el mío propio.
— Pues déjame decirte hermosa, que nunca nadie, preguntó por ti, en todo este tiempo.
— ¿¡Hermosa!?— Kiara sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, al escuchar es palabra.
— ¿Que sucede?— Andy la vio removerse nerviosa.
— Esa palabra alguien me la dijo antes ¡Hermosa!
— Pues escoge un nombre para llamarte. —